Messi saca su lado más generoso en plena sequía

Uno de los termómetros para diferenciar al jugador estrella del gran jugador se mide con su envejecimiento. Hay jugadores a los que la merma física va desnudando carencias. Y otros, como Messi, demuestran otro dominio superlativo cuando les falta su habilidad principal. El argentino, en plena sequía anotadora, ha sublimado su versión como asistente. 

Sumergidos en la base de datos de BeSoccer, ProFootballDB, nos encontramos con el mejor promedio de asistencias por cada 90 minutos de Leo desde su debut: 0.65. Lleva once en 1.530 minutos ligueros. 

Hay que remontarse hasta la campaña 07-08, aún con Frank Rijkaard en el banquillo, para hallar unos datos tan generosos: 13 pases de gol en 2.003 minutos (0.58 de promedio). 

Además, debería dejar de ser noticia situaciones como la del 'hat-trick' de asistencias en el Villamarín. Es cierto que no suele prodigarse en tripletes de pases de gol (aunque ya lleva seis en partidos oficiales), pero lo cierto es que su faceta más generosa viene creciendo desde la campaña 16-17: 0.32, 0.39 y 0.43 habían sido sus promedios anteriores antes de su actual 0.65. 

Leo Messi acumula tres partidos ligueros sin gol (Valencia, Levante y Betis), aunque su sequía se explica más desde la falta de fortuna y precisión que del hambre. Jaume Doménech le dio el día en Mestalla, así como Joel en Sevilla, y frente a los 'granotas' le pudo la ansiedad por marcar. Más de 20 tiros en esos tres encuentros dejan claro que enchufado está.

 

10 de febrero de 2020

A ello hay que sumarle el choque de San Mamés, donde Unai Simón le hizo una parada providencial minutos antes de que Iñaki Williams apeara al Barcelona de la Copa del Rey. 

Pero la estrella argentina ha sobrevivido a esa sequía particular haciendo felices a Ansu Fati, al que le regaló sus dos tantos frente al Levante, De Jong, Busquets y Lenglet. En suma, si en los últimos cinco choques ha hecho solo dos goles, ha asistido en seis ocasiones. 

Es un líder goleador, como lo es de asistencias y también a la hora de tirar del equipo. Cuando no brilla en una estadística, lo hace en otra.