Al Barça no se le atragantó el horario de la comida y devoró a Osasuna en un partido en el que los azulgranas cumplieron con todos sus propósitos. Para empezar, se acercaron al Real Madrid en la tabla, pero también continuaron con su recuperación hombres como Coutinho o Griezmann y volvió a brillar Messi, que le pudo dedicar un golazo a Maradona en otra de sus imágenes para la historia.
El argentino volvió a hablar en el campo y demostró que su tibia despedida en las redes sociales fue una vez más fruto de su timidez. Ya aguantó a duras penas la emoción en el minuto de silencio en homenaje a Diego y le homenajeó con un partidazo que hubiera firmado el propio '10'.
Leo estuvo en todos los lados e hizo de todo, pero no solo. Griezmann apareció más enchufado que nunca y también Coutinho se asemejó más a la versión del Liverpool que a la del primer año y medio en el Camp Nou.
Todo iba bien en el Barça menos el gol. Y este llegó de una forma un tanto chapucera, tras un rebote en la rodilla de Braithwaite después de la enésima parada de un atareado Sergio Herrera.
El tanto dejó otra imagen para el recuerdo, ya que Leo buscó el remate y casi alcanza la pelota con la mano al más puro estilo Diego Armando Maradona en México 86. Pero no, Leo estaba esperando a marcar su propio gol para poder brindarle al astro la despedida definitiva.
Antes del descanso, Griezmann confirmó que progresa adecuadamente en su fútbol, no tanto en sus polémicas celebraciones. Para su hija fue la dedicatoria del 2-0, un golazo con una volea seca desde la frontal con un golpeo que aún no se le había visto de azulgrana.
Leo quiere marcar y Leo marca
Osasuna amagó con reaccionar tras el descanso, pero fue en vano. El Barça castigó su paso adelante con una firmeza insultante. Los azulgranas sentenciaron por la vía rápida con el gol de Coutinho, de nuevo con una participación capital de Griezmann, que primero robó y luego regaló el tanto al brasileño.
Hasta Dembélé, entrado junto a Trincao y Junior en un cambio a la americana, hizo el cuarto, pero no subió al marcador porque Trincao, que le había dado una brillante asistencia, estaba adelantado al recibir de Messi.
Todo quedó eclipsado por la acción con la que el astro homenajeó a Diego. Leo circuló en la frontal y se sacó un latigazo seco que se coló cerca de la escuadra. Un tanto de bella factura, aunque no tanta como la posterior dedicatoria. Messi se quitó la camiseta y llevaba debajo la que Maradona lució durante un puñado de partidos en 'su' Newell's en los meses previos al Mundial de Estados Unidos.
Hubo ocasiones para ambos al final, con Dembélé y Trincao perdonando por poco la 'manita', pero en el partido ya no había mucho más que contar o celebrar después de lo de Messi. Fue la despedida más pura y el mejor homenaje que Barça y Leo le pudieron dar al otro Dios.