2020 se ha convertido en un año de transiciones, de finales de ciclo, de alternancia. La Champions League ha sido el gran ejemplo: el 2-8 al Barça, el proyecto del RB Leipzig, ningún español en semifinales... y tampoco Lionel Messi y Cristiano Ronaldo por primera vez en 15 años.
Los dos grandes astros del fútbol contemporáneo han dominado con puño de hierro. Nadie ha estado a su altura y se hace difícil pensar en una rivalidad propia de anime como la del argentino y el portugués. Pero este año, después de muchos, no ha sido el suyo.
No es porque no hayan dejado grandes números. Siguen siendo dos bestias, pero el nuevo orden del fútbol comienza a darles alternativas. El mayor ejemplo, los nominados al mejor jugador de Europa de la UEFA en un año en el que no tendremos Balón de Oro.
Este miércoles, el organismo rector del fútbol europeo publicó el podio de aspirantes al galardón. Este lo forman Kevin de Bruyne, Manuel Neuer y Robert Lewandowski: el cerebro del Manchester City y dos campeones de la Champions League. El incombustible arquero alemán y el gran goleador del continente.
Para entender la dimensión de Messi y Cristiano solo hay que comprobar que esta es la primera vez en una década que ninguno de los dos está entre los tres nominados a mejor jugador de Europa. De hecho, siempre habían estado en este formato del galardón de la UEFA.
La primera vez que uno de ellos lo ganó fue Cristiano Ronaldo en la temporada 2007-08, cuando aún se denominaba como jugador del año de la UEFA. Messi ganaría en la temporada 2008-09 y Diego Milito lo hizo en la 2009-10. Fue la última vez sin el del Barça ni el portugués.
Desde entonces, Messi ganó el premio en 2011 y 2015 y Cristiano en 2014, 2016 y 2017, pero alguno de los dos siempre estuvo en el podio. Sin ir más lejos, el año pasado fueron segundo y tercero por detrás de Virgil van Dijk, cuando el portugués ya jugaba en la Juventus.
Curiosamente, Cristiano ha hecho incluso mejor año que el anterior en Italia y aspiró hasta el último momento a la Bota de Oro, pero el fracaso europeo ha podido con ellos. La derrota ante el Lyon y el 2-8 ante el Bayern escenificaron el fin de su dictadura sobre el césped.