Llegaba México al Mundial en medio de un quilombo mayúsculo y en Luzhniki encontró la mejor receta para acabar con las devastadoras críticas que les han acompañado durante los últimos meses. Si el cumpleaños de Chicharito puso al equipo en el punto de mira, el triunfo ante Alemania les ha encumbrado a la historia del fútbol nacional. Así es la vida y así es el fútbol.
Del infierno al cielo en cuestión de días. Los mexicanos quisieron hablar en el campo y le amargaron el debut a la vigente campeona, que llevaba 36 años sin perder en un estreno mundialista. Llegaba Alemania en un contexto extraño, con lo de Sané enrareciendo el ambiente y los problemas burocráticos que habían generado Özil y Gundogan obligando a tirar de un 'alemanismo' algo antinatural.
Osorio sorprendió a Löw
Con el escudo de campeón en el pecho, que a Kimmich se le empezara a despegar en pleno partido pareció ser una señal. No se encontraba Alemania en el guión de un partido loco. México salió a pecho descubierto, dispuesto a morder y a ser mordido. Sin miedo alguno a una selección que imponía a base de nombres sobre el terreno de juego.
El arreón inicial mexicano no se quedó en un mero espejismo y Löw fue incapaz de encontrar soluciones al tablero que le había planteado Osorio. Kroos y Kimmich intentaban sobreponerse a las desapariciones de Özil, Müller y Draxler.
Mientras, Vela se desfondó en una primera parte primorosa -tremenda exhibición del jugador de la MLS-. Cada cabalgada suya generó una acción de peligro. Desperdiciaban ocasiones a mansalva los de Osorio, hasta que se dieron de bruces con el contragolpe perfecto. Descarga de Chicharito para Herrera, que de primeras se la pone en carrera para que avance en campo abierta y descubra la llegada de Lozano, que sacó el 'Chucky' que lleva dentro para batir a Neuer y desatar un terremoto en su país y en el Mundial.
36 años sin perder en un estreno
La campeona estaba hincando la rodilla con todo merecimiento ante un México que llegaba con la cabeza gacha y tiró de orgullo, casta y fútbol para levantarla. la suerte también acompañó y la madera echó un par de cables muy necesarios para esquivar la bala del empate.
Reus, Mario Gómez y Brandt fueron las soluciones de Löw durante la segunda parte. Las respuestas de Osorio, que no esperó para oxigenar el ataque y rearmarse atrás, reforzaron al equipo alrededor de Ochoa. Asumió que lo mejor era parapetarse y esperar que Layún o Chicharito cazaran alguna. La tuvieron, pero no acertaron. México pudo haberle hecho un agujero muy serio a esta Alemania, pero pesaron las piernas.
Un campeón desesperado y sin ideas
Con Kroos tirando del carro, Alemania se fue instalando en torno a la frontal mexicana. Bombardeo por izquierda, por derecha y por el centro. Pero Ochoa terminó sacando más veces de puerta que interveniendo para salvar a su equipo. El desacierto alemán, al que los minutos le fueron consumiendo el ánimo, fue una losa que supieron aprovechar los mexicanos para terminar llevándose el partido. La fiesta verde fue completa con la aparición de Márquez, que confirmaba así la presencia en el quinto Mundial de su carrera, igualando a otras tres leyendas del torneo.
La tuvo Mario Gómez, pero remató aún en frío. Y Brandt, que estrelló un misil contra el palo. Pero Alemania estaba destinada a sufrir el sino de los campeones. Como España en 2014, Italia en 2010 o Francia en 2002. Defender un Mundial es una tarea hercúlea, algo que no se ve desde 1962 y que sólo ha ocurrido en dos ocasiones.
El panorama se ha ennegrecido bastante para una Alemania que se jugará su futuro en el Mundial ante Suecia. A México se le han abierto de par en par las puertas de octavos de final y, lo que es más importante, la opción real de esquivar a Brasil. Inmejorable inicio para los de Osorio.