Es consciente el Mirandés de que un buen trabajo defensivo es clave para firmar la salvación. Quedan muchas jornadas, pero todo punto es bueno cuando el juego no acompaña, como ocurrió en Anduva.
Fue el Tenerife el que mandó en el partido. Dispuso de la posesión durante buena parte del choque, pero fue incapaz de perforar la que es, todavía, la segunda peor defensa del campeonato.
Y es que si algo mejoró el Mirandés con respecto a sus anteriores partidos fue la defensa. Esperó su momento y a punto estuvo de llevarse el partido en la recta final. Solo la madera impidió que los tres puntos se quedasen en Anduva.
Pudieron no existir los primeros 45 minutos. Ambos se midieron con más respeto que picardía, lo que provocó que las ocasiones no llegasen hasta después del paso por los vestuarios.
Un centro de Nahuel que remató fuera Borja Lasso, a un solo metro de la portería, fue la ocasión más clara de los tinerfeños, que salieron del descenso de forma momentánea con el punto.
El Tenerife se echó para atrás con respecto pasaron los minutos, lo que provocó que el Mirandés, en la recta final del partido, fuese a por los tres puntos. Fue entonces cuando Ortolà se hizo gigante.
Un pie del cancerbero del Tenerife a disparo de Marco André; un balón a la madera tras disparo de Álvaro Peña y un centro de Álex Muñoz provocó los sudores de un conjunto tinerfeño que, finalmente, salvó un punto.