Recorrerse una banda entera para festejar un gol en el descuento con sus jugadores, tener que salir escoltado a la salida de un restaurante en Roma y ahora cargar contra la lentitud de un traductor en rueda de prensa.
Esos son lo últimos episodios surrealistas que ha vivido José Mourinho en la última semana al frente del banquillo del conjunto romanista, con el cual tiene un idilio perfecto en este arranque de la temporada.
En la novedosa Conference League, a la cual se clasificó en ronda previa, se estrenará contra el CSKA Sofia. Antes de dicho encuentro, el luso protagonizó una escena incrédula cuando atendió a los medios.
"¿Por qué habla tanto? Es difícil", dijo impaciente el entrenador portugués refiriéndose a la persona encargada de traducir sus palabras, cuando un periodista preguntó una cuestión mientras el traductor seguía haciendo su trabajo y Mourinho no había terminado su discurso.