Odín ya tiene un soldado al que reclutar para el día definitivo y no es vikingo, ni rubio, ni viste de azul. Lleva un '7' a la espalda, viste una llamativa camiseta verde y blanca y es capaz de echarse el peso de todo un país encima. Musa llevó de la mano a Nigeria a la victoria, para colocarlo en el Valhalla al que apuntaba llegar Islandia tras la derrota de Argentina.
La sólida selección vikinga encaraba el partido como la antesala a la lucha final frente a Croacia y batalló como se esperaba de un combinado que nunca defrauda. En el once contra once fue superior en todo momento hasta que Musa rompió el partido con dos chispazos de genialidad y belleza superlativa. Con dos goles a la altura de un Mundial.
Inmovilidad antes de la tempestad
No era un partido para arriesgar. Asumir responsabilidades era obligado para los 22 y eso dejó una primera mitad algo aburrida en la que las ocasiones fueron en su gran mayoría azules. Eran dos bloques, uno enfrente del otro, moviéndose hacia delante y reculando sin dejar opciones, pero en la lucha táctica ganaron los vikingos.
La tónica de 'cero riesgos' sonrió a europeos. Por alto resultaron insuperables y en el juego interior no dieron ninguna opción. Sí lo hicieron los nigerianos, que salieron vivos de milagro de una primera mitad en la que el juego aéreo estuvo cerca de dejarles fuera el Mundial con varios avisos de Bodvarsson y, sobre todo, de un Bjarnason superlativo.
Caos de la mano de Musa
Cambió todo de golpe conforme Nigeria regresó al campo tras pasar por vestuarios. Los africanos hicieron piña sobre el campo y Musa pintó el marcador de verde. En la primera que tenía su selección dejó su firma con un control majestuoso a pase de Moses y un misilazo desde dentro del área.
El gol mutó la naturaleza de los genes islandeses. El cuadro de Hallgrimsson no se sintió cómodo a remolque y su efectividad empezó a disminuir a la vez que los nigerianos se animaba en busca del segundo. Moses se convirtió en el gran socio de Musa a vistas de que Iheanacho no terminaba de carburar y las ocasiones empezaron a sucederse.
A 15 minutos del final llegó la sentencia de Musa. Pocos segundos antes había estrellado un balón al larguero, por lo que se tomó su propia revancha personal y dibujó una obra de arte que dejó tumbados a Arnason dentro del área y al portero Halldorsson para definir a placer.
Pudo Islandia evitar ese asalto al Valhalla o al menos intentarlo, pero Sigurdsson mandó a las nubes un penalti en los últimos compases del partido para dejar a Nigeria a un paso de la clasificación. Ganando ante Argentina, los nigerianos estarán en octavos. En caso de no hacerlo, todo dependerá de lo que haga Islandia frente a Croacia. Argentina, gracias a Musa, vuelve a tener oportunidades, aunque algo remotas, para seguir en la competición.