Jugar con fuego puede ser excitante, pero hay que saber que te puedes acabar quemando. Y Nacional ha quedado completamente calcinado por su exceso de confianza sobre Deportivo Pereira.
El conjunto dirigido por Alejandro Restrepo dejó vigencia en todo momento de que ellos eran los superiores. Los 'machitos' del terreno de juego y, a pesar de ponerse por delante en el marcador, acabaron pagando su relajación en el tiempo añadido.
En la primera mitad, las ocasiones brillaron por su ausencia y los guardametas apenas se inquietaron. No se pudo decir lo mismo en el segundo acto, que apenas sin tiempo para sentarse, Duque ya puso el 0-1.
El delantero aprovechó una maravilla en forma de pase de su compañero Andrade y cabeceó con todas sus ganas para batir a Castillo. Ese sí fue el 'Verdolaga' que acaba con sus rivales y no le da tregua.
A partir de ese momento, Atlético Nacional decidió dejar de jugar al fútbol. Esto fue aprovechado por Pereira, que encontró varios espacios en la defensa y comenzó a inquietar a un joven Mier.
Dicho esto, Perea parece que quiso ser el protagonista de la fiesta, y no precisamente en el buen sentido, y regaló dos goles en apenas tres minutos. El primero, aunque más desafortunado que el segundo, tras despejar el balón y golpear sobre un De la Rosa que pasaba por allí y se llevó un buen regalo.
El segundo, algo inexplicable. Sin apenas presión ni prisa para sacar el esférico, el '5' se hizo un lío y acabó cediendo la pelota para el autor del primer tanto, que tampoco desaprovechó el segundo obsequio.
Esta jugada sí que hizo saltar todas las alarmas en Nacional, que se lanzó como un loco a por el tanto del empate. La fortuna le quiso echar un cable y a falta de diez minutos Banguero cabeceó el tanto del empate.
Pero este partido tuvo una muy buena lección y fue la que dejó sobre el terreno de juego Deportivo Pereira. Con todo el 'Verdolaga' volcado en ataque, los locales explotaron su principal virtud, que era la velocidad, y Pidrahita fusiló a Mier en el tiempo añadido.
No hubo tiempo para más y los de Restrepo se dieron con un canto en los dientes. Los partidos duran 90 minutos y Nacional no se metió esa premisa en la cabeza desde el principio.