Esta Copa África de Egipto está sorprendiendo por la gran igualdad existente entre todas las selecciones. Este domingo, Namibia estuvo a un paso de sumar un punto histórico ante Marruecos y no lo logró por verdadera mala suerte. Tras aguantar todo el choque, un fallo de Keimuine permitió a los favoritos comenzar con victoria en el campeonato.
Y no fue porque Marruecos no lo intentara. El combinado marroquí no acusó la presión como sí le ocurrió a la República Democrática del Congo ante Uganda. Los norteafricanos comenzaron bien y no se apresuraron en su búsqueda del 1-0.
Las ocasiones se sucedieron y comenzaron con un chut lejano desviado de Dirar. El paso de los minutos permitió ir despertando a En-Nesyri y Ziyach -o Ziyech-, dos de los grandes reclamos de Marruecos, pero el punto de mira de los de Hervé Renard estuvo bastante desviado de salida.
Tras el descanso, las prisas hicieron acto de presencia en las filas marroquíes, que cada vez estaban más imprecisas en la definición, al tiempo que Namibia tomaba aire y vivía plácida centrada sólo en defender.
En-Nesyri no llegó por poco a una gran asistencia de Amrabat tras el descanso y el propio ex del Málaga o Leganés estuvo a punto de marcar a la media vuelta.
Pero parecía que Marruecos iba a ser incapaz de lograr derribar la resistencia de la modesta selección namibia, sobre todo cuando Boufal lanzó rozando el palo o cuando Kazapua sacó de manera inverosímil un remate de Ziyech que había desviado un defensa con él en el suelo.
Con el choque casi acabado, una acción a balón parado sirvió para que Marruecos se adelantara de la manera más fea. Keimuine no vio bien el esférico y cabeceó involuntariamente hacia su propia portería, despistando a su guardameta.
1-0 y, sin tiempo para más, triunfo de oro para Marruecos. El sueño de Namibia, pese a haberlo rozado con los dedos, tendrá que esperar.