En los últimos años, sobre todo en este siglo, ha habido muchos fichajes brasileños del Barça que han pasado con mucha pena y ninguna gloria.
Rochemback o Geovanni Deiberson son aun par de ejemplos de principios de este siglo, mientras que más recientemente hay un par de nombres que brillan con luz propia.
El más famoso es, sin ninguna duda, Douglas. El lateral llegó en la campaña 2014-15 al Camp Nou y todavía hoy no se sabe qué pudo ver en él la dirección deportiva 'culé'.
El otro, menos 'mediático' (no demostró sus carencias), fue Marlon, un central brasileño que, en 2015, llegaba a la Ciudad Condal.
Su fichaje era una apuesta de cara al futuro para apuntalar el eje de la zaga del cuadro catalán, pero el jugador casi ni tuvo la oportunidad de asentarse.
Tres duelos (dos de Liga y uno de Champions en la campaña 2016-17) fue el bagaje con el primer equipo 'culé' ante de poner rumbo a un Niza en el que, como cedido, demostró cierto potencial.
El Barcelona lo aprovechó y traspasó en el verano de 2018 al futbolista al Sassuolo, club en el que milita a día de hoy.
Sin embargo, hasta el momento, la suerte le sigue siendo esquiva a un futbolista que, con solo 24 años, continúa buscando asentarse en la élite del fúbol para no convertirse en otro juguete roto devorado po un gran equipo.