Muchos anticiparon que el fichaje de Timo Werner por los ‘Toros Rojos’ supondría un antes y un después para el equipo dirigido por Julian Nagelsmann. Sin embargo, la punta de lanza del imperio futbolístico construido por Red Bull ha mejorado, incluso, su situación a estas alturas de temporada respecto al año pasado.
Transcurridas las ocho primeras jornadas del campeonato doméstico, el RB Leipzig se sitúa cuarto, a escasos dos puntos (17) del líder de la Bundesliga, el Bayern de Múnich. En la 2019-20, los de Nagelsmann eran quintos con dos puntos menos que ahora (15), aunque sólo a uno del Borussia Mönchengladbach, que encabezaba la tabla.
Aunque el número de goles marcados es el mismo que entonces (16), el Leipzig puede presumir de haber encajado bastantes menos, con sólo 5 goles concedidos frente a los 8 de la temporada pasada en la octava jornada. Esto es, la producción ofensiva es la misma -aunque mejor repartida entre sus futbolistas-, pero la defensiva es incluso mejor.
Sorprende que el Angeliño, carrilero izquierdo, sea el ‘pichichi’ de este equipo junto a Yussuf Poulsen, ambos con 3 goles. En Champions League, el español es también el principal goleador de su equipo (2). Marcel Sabitzer y Emil Forsberg han anotado 2 cada uno, aunque en la Bundesliga.
En lo que a la máxima competición continental se refiere, los alemanes se encuentran empatados a puntos con el Manchester United (6), copando ambas plazas de acceso directo a los octavos de final tras la disputa de las tres primeras jornadas de la fase de grupos. Situación calcada a la de la 2019-20.
En aquella ocasión, no obstante, los ‘Toros Rojos’ lideraban en solitario su grupo por delante del Zenit de San Petesburgo, el Olympique de Lyon y el Benfica. Ahora, se encuentran en una posición bastante ventajosa del llamado ‘grupo de la muerte’; algo que deben confirmar ante un Paris Saint-Germain herido.
Un triunfo ante los franceses sería la revancha perfecta tras caer en semifinales de la ‘Final a Ocho’ de Lisboa (0-3) y perder la oportunidad de jugar su primera final continental. También la prueba irrefutable de que Timo Werner fue de gran ayuda, pero para nada el único engranaje de una escuadra nacida para atacar.