Gareth Bale y el Real Madrid siguen protagonizando su propia versión de la obra de Lope de Vega 'El Perro del Hortelano'. Una historia en la que parece que ninguno de los dos quiere que el otro esté satisfecho.
Y es que cuando el extremo de Cardiff quiere algo, es el club el que no está por la labor de concederlo. Cuando es la entidad 'merengue' la que accede es el galés el que se siente dolido por la actitud anterior.
Esta novela ha sumado un capítulo más a su historia, justo cuando el Real Madrid parecía acceder a la marcha del atacante en el próximo mercado de fichajes, según había informado 'AS' el lunes.
Solo 24 horas después el mismo medio ha señalado que ahora es el jugador el que no se quiere marchar, a pesar de que con anterioridad había llevado varias ofertas de venta al club.
El Madrid había claudicado. Ante las lesiones, su aparente apatía y la menguante fe que Zidane tenía en él lo mejor para todos, según el entorno blanco, era poner el punto final a la relación.
Pero Bale ha decidido forzar aún más los engranajes aprovechando esa coyuntura. El club le abre la puerta y él la cierra de un portazo. Su objetivo, de acuerdo con 'AS', es terminar su contrato en 2022.
Una de las claves de todo el entuerto está en el salario. Con plena crisis del coronavirus, el extremo tiene claro que no se bajará el sueldo si se lo pide el club y, además, no hay muchos más equipos que le puedan pagar lo que pide.
Gareth se siente dolido por el trato que le han dado tanto Zidane como el club en los últimos meses, sobre todo cuando intentó salir en ventanas de mercado anteriores.
Por otro lado, para que salga de forma definitiva, el Madrid estaría dispuesto a hacerse cargo de parte del salario en caso de una venta. Tras la reacción de Bale, ahora le toca mover al club para ver si el perro del hortelano al final come o dejar comer a alguien.