La lógica dejaba poco lugar a la esperanza, pero siempre se deja ver y se asoma, con todas sus buenas intenciones, el ahora tan de moda "¿Y si...?". Pero no, no se dio. No llegaron ese empate ni esa victoria visitante que necesitaba el Barcelona para seguir vivo en Champions. De hecho, es que no llegó al nivel mínimo el propio Viktoria Plzen.
Los checos, colistas sin puntos, dieron algún susto aislado en la primera parte, pero dejaron mucho que desear en defensa. Solo lograron bloquear, mental y tácticamente, a su rival durante una fase del primer tiempo. Sabían que tenían a muchos 'extraños' apoyando detrás, pero su resistencia duró lo que duró.
Llegó a dudar el Inter, que se empezó a poner nervioso con llegadas atropelladas que salvó un acertado Stanek. A Dimarco, el mejor de los suyos con sus numerosas apariciones en ataque, le sacó un mano a mano al bloquear con el pecho el zapatazo del italiano. También evitó el rechace siguiente, así como un mano a mano de Lautaro que, posteriormente, fue anulado por fuera de juego.
La muralla y la ilusión, al suelo
Con el paso de los minutos, los locales, que se acordaban inevitablemente de algunos precedentes en los que ya metieron la pata en casa ante rivales 'asequibles', supieron olvidarse de todos esos factores y encontraron una calma que fue clave. Pararon y respiraron. Y fue entonces cuando la muralla del Viktoria Plzen y las ilusiones del Barcelona se fueron al suelo.
En el 35', llegó el 1-0. Los checos cometieron un error defensivo que aprovechó Mkhitaryan, completamente solo en el segundo palo. El armenio remató sin saltar y de cabeza el envío de Bastoni desde la izquierda y adelantó a los 'neroazzurri'. Y el 2-0 no se hizo esperar demasiado. En el 42', Dzeko dio un manotazo casi definitivo a los azulgranas (a ambos) tras un pase de la muerte de Dimarco. El bosnio solo tuvo que poner el pie.
En la segunda parte, las fuerzas del Viktoria Plzen empezaron a flaquear, aunque no la ambición. Y es que los checos salieron con valentía en los primeros minutos, con varias llegadas y tres saques de esquina seguidos que, sin embargo, no les sirvieron para irse de Milán con el gol del honor.
El Inter quería un tercer tanto que le hiciese respirar del todo. Y, tras dos avisos, lo encontró. Çalhanoglu mandó un tiro con efecto al poste desde la frontal del área y Stanek le hizo un paradón al remate de primeras de Lautaro Martínez. Pero el portero no pudo, en el 66', con el segundo de Dzeko. El delantero, con la zurda desde el punto de penalti, ajustó al palo derecho un buen pase de Lautaro que lo sentenciaba todo.
Correa y Lukaku, lesionado desde agosto, entraron en la recta final y alegraron unos minutos algo faltos de emoción. El belga celebraría su vuelta con gol. Tras pase del 'Tucu', batió a Stanek con un zurdazo raso al palo derecho del portero para cerrar una goleada que manda al Barcelona a la Europa League.