Cristiano Ronaldo es un tipo insaciable. Y es quizá este atributo lo que le ha hecho convertirse en uno de los mejores jugadores de la historia: la perseverancia, la insistencia, el no rendirse nunca. A sus 35 recién cumplidos, el portugués sigue marcándose objetivos y no para nunca hasta que los bate.
Ante el Hellas Verona, el astro se convirtió en el primer futbolista de la Juventus en marcar en diez jornadas seguidas de la Serie A con su vigésimo tanto de la temporada. Pero claro, de muy poco sirve cuando el equipo de Sarri es el más deslucido y oscuro de las últimas semanas. Y ante el Hellas Verona cayó con justicia.
Sin ideas claras ni hilo conductor, Cristiano fue prácticamente una isla que se valió de una acción individual para poner por delante a los suyos. Sería ya en la segunda parte, después de un primer tiempo donde las había tenido de todos los colores en esa ambición por cazar récords.
No obstante, el equipo de Ivan Juric era el que más había apretado con un guión que le acabó dando los mejores réditos. Con el balón en unas fases, sin él en otras, pero apareciendo siempre en el área de Szczesny para incomodar. Un derechazo de Faraoni, un zurdazo de Zaccagni y un gol anulado a Kumbulla asustaban.
Entonces apareció Cristiano con su ambición en busca del gol. El portugués combinó en menos de diez minutos un tiro al palo y dos ocasiones clarísimas que le hacían lamentarse y dar golpes al césped. Y en la segunda parte, otra vez ante un Hellas Verona mejor plantado, encontró un premio que acabó emborronado.
En el 65', el delantero recibió en tres cuartos y encaró a Günter hasta romperle en el balcón del área, donde se sacó un tiro cruzado imposible para Silvestri. Se desquitaba el portugués, pero lo peor para los suyos estaba por llegar. Y es que el tanto ni mucho menos hizo mejorar a la Juventus, mientras el Hellas Verona se encomendaba a los viejos rockeros.
Dybala había entrado y se le esperaba como agua de mayo, pero el argentino tampoco le dio empaque al ataque 'bianconero'. Y la lesión de Douglas Costa, terrible noticia para la Juve, completó el cortocircuito. Así, en el otro lado, Fabio Borini empataría el partido en el 76' tras un rebote en Pjanic del que se aprovechó para plantarse en el área y definir con sangre fría a Szczesny.
Y para completar la caída turinesa, una mano de Bonucci dentro en el área que revisó el VAR condujo a la remontada. Giampaolo Pazzini, veteranísimo curtido en mil guerras con el gol, salvó la estirada del guardameta polaco con un disparo que acabó por provocar la tercera derrota de la Juventus en lo que va de temporada.
Fiesta desatada en el Marcantonio Bentegodi. El Hellas Verona, en un año brillante, ya es sexto tras tumbar a la Juventus, a la que ni el Cristiano Ronaldo más insaciable fue capaz de rescatar en un día para la reflexión de Maurizio Sarri y los suyos.