Niko Kovac no se ha llevado a toda la plantilla a la pretemporada de Polonia. Once se han quedado en tierra, entre ellos, Keita Baldé, un jugador que le costó 30 millones al Mónaco hace tres temporadas.
Le ha hecho la cruz, como a otros diez futbolistas del club. Kovac va a purgar la plantilla, para evitar motines y rebeliones a bordo, sabotajes que le impidan hacer bien su trabajo, como todo el mundo sospecha que le ocurrió en el Bayern con los pesos pesados del club.
Con Keita se han quedado en el Principado Jemerson, Adama Traoré, Samuel Grandsir, Jorge y los canteranos Wilson Isidor, Julien Serrano, Adrien Bongiovanni, Lyle Foster y Franco Antonucci, estos dos últimos ya camino de sus nuevos clubes.
Su purga, además, viene motivada por otra razón: vuelven cinco jugadores de cesión, quienes parecen tener más papeletas para quedarse que ellos.
Y no es menos curioso que Jean-Eudes Aholou, Nacer Chadli, Henry Onyekuru y Sofiane Diop, sentenciados tanto por Leonardo Jardim como por Robert Moreno, sí cuenten para Kovac.
El Mónaco está reestructurando su plantilla a gusto de su nuevo entrenador, y no parece que le vaya a temblar la mano a la hora de hacer rodar cabezas.