Sí, Azagra no está en Castilla La Mancha, está en Navarra. Pero permitamos una breve licencia literaria para ayudar a representar cómo un municipio de poco menos de 4.000 habitantes se quiere enfrentar a Vigo. Porque la lucha bien podría tener tintes similares a una historia que todos conocemos.
Y sí, también puede que su locura no sea como la del Quijote, pero un ligero y positivo punto de enajenación hay que tener para intentar salir a por esos gigantes del Celta de Primera División.
Esos hombres no son otros que los de la Peña Azagresa, que milita tres categorías por debajo. Un bus hará las veces de su Rocinante para llevarles hasta Calahorra, lugar en el que se jugará el partido después de que la Federación no diese al visto bueno a su Miguel Sola.
Solo hay unos diez kilómetros entre los dos municipios, por lo que sus aficionados no tendrán muchos problemas para acudir a apoyar a los suyos. Caso contrario será el del Celta, que tendrá un trayecto mucho más largo.
El cuadro gallego quiere aliviarse de los altibajos que está pasando en Liga superando la primera ronda de Copa del Rey. El choque será un Don Quijote contra los gigantes en toda regla.
Pero esta Copa es diferente y ya se han producido sorpresas. Además, en Azagra no están tan locos como el caballero de La Mancha. Estos navarros saben que no son gigantes. Podríamos cambiar la metáfora a norias viendo lo ocurrido estos días en la competición, que se ha convertido en un parque de atracciones donde todo es posible, sobre todo para los más pequeños.
19 de diciembre de 2019