Palmeiras es mucho Palmeiras y Athletico Paranaense parecía no conocer a su rival. El 'Furacao' tuvo oportunidades para haber matado el partido, pero no lo hizo y en una acción inconsciente llegó un empate que sabe a oro para los de Abel Ferreira.
Nunca se puede dar por muerto al 'Verdao', un equipo que en más de una ocasión ha sido capaz de provocar disgustos a su rival. El 'Alviverde' encontró el más mínimo resquicio y supo jugar sus cartas cuando menos lo esperaba su oponente.
Es cierto que Palmeiras fue en parte superior a Athletico Paranaense, pero los locales estuvieron más acertados en sus ocasiones. En una de sus primeras acciones de ataque, Terans apareció en un saque de esquina y solo tuvo que empujar el balón tras la asistencia de un compañero.
El árbitro no lo dio por bueno, pero el VAR entró e hizo rectificar al colegiado. El marcador reflejaba un 1-0 cuando el 'Verdao' había tenido previamente tres ocasiones que no fueron gol de milagro. Santos repelió todas y cada una de ellas, no así la de Jailson.
El '30' cazó un rebote dentro del área y metió la puntera de la bota derecha para firmar un golazo y el empate. Vuelta a empezar para ambos conjuntos, que mantuvieron la intensidad durante el final de la primera parte y buena parte de la segunda.
Tras la reanudación, los dos equipos demostraron que estaban muy metidos en el partido y los jugadores dieron todo lo que tenían. Los entrenadores hicieron cambios para aportar algo de frescura y el plan le salió bien a Alberto Valentim.
Y es que Marlos, que debutó con la camiseta de Athletico Paranaense, entró a escena para anotar un chicharro. Apenas llevaba nueve minutos en el campo y en su primera acción, la pelota fue para dentro.
El atacante recibió dentro del área, recortó hacia dentro y se sacó un zurdazo imparable para Weverton. Estreno inmejorable para el ex del Shakhtar Donetsk, que se las vio venir cuando se acrecentó el conflicto entre Ucrania y Rusia y decidió volver a su país.
Palmeiras, lejos de arrugarse, demostró por qué es campeón de la Libertadores. Fue capaz de forzar un penalti en la que iba a ser la última jugada del partido. Wesley tiró la pared con un compañero y Marcinho pecó de inocente y lo derribó dentro del área.
Tras varios minutos de suspense, el VAR ratificó la decisión del colegiado y Raphael Veiga cogió el balón con mimo e hizo el 2-2 definitivo. El futbolista tuvo mucha sangre fría y sobre la bocina empató el encuentro y le dio cierto respiro a los suyos de cara a la segunda batalla que todavía queda por librar.