"Presten atención a lo que voy a decir porque estoy convencido de lo que digo: Roberto de Zerbi es uno de los entrenadores más influyentes de los últimos 20 años". Estas palabras, contundentes, son de Pep Guardiola. Las entonó en su rueda de prensa previa al partido de esta jornada entre el Manchester City y el Brighton & Hove Albion. Sus elogios están justificados. Los 'seagulls' se han clasificado para la Europa League tras una temporada sensacional. Su técnico dio continuidad y brillo a la obra que Graham Potter dejó por el Chelsea. Ahora que su éxito está confirmado, BeSoccer Pro la contempla.
El pase de las 'gaviotas' al escenario continental, eso sí, lleva asterisco. Aún es posible un impensable empate a puntos con el Aston Villa. En la Premier League, si dos equipos cuentan las mismas unidades en su casillero, el asunto se resuelve en favor de quien ostente una mejor diferencia de goles. Los 'villanos' tendrían que ganar, esperar a 2 derrotas de sus rivales directos en la tabla y anotar al menos 17 goles más que sus últimos contrincantes. No ocurrirá.
Village Way se ha granjeado este margen gracias a las alternativas tácticas que ha ido instalando quien se sentó por vez primera en su banquillo el 1 de octubre del año pasado. Su debut se produjo contra el Liverpool en un 3-3 que supo a carta de presentación. Una línea de 3 atrás, un doble pivote que puso en jaque a Jürgen Klopp y una invitación atrevida, temeraria y descarada a la presión alta de los 'reds' era tan solo un aperitivo.
Roberto de Zerbi, tanto aquel día en Anfield como a lo largo de todo el curso, no ha reparado en riesgos. Sabe que los necesita para triunfar en la élite. Llegó a descender con el Benevento en 2018 en un punto de su carrera en el que parecía destinado a pormenores, no a las aventuras le esperan la temporada que viene en el Viejo Continente. Mejoró al Sassuolo, esperó a su oportunidad con una parada en el Shakhtar Donetsk y echó la puerta de la Premier League abajo.
Tal paciencia no es casualidad. El técnico se crio futbolísticamente en Brescia, donde dio sus primeros pasos con la batuta del Darfo Boario. Su tierra ha sido apodada en poesías como la 'Leona de Italia' por su resistencia en los históricos '10 días de Brescia', cuando una revuelta popular se sublevó contra la tiranía austriaca en 1849. Hubo más de mil víctimas en el sofoco de las protestas, pero las calles de la ciudad, desde entonces, atesoran el arrojo y la rabia en su ADN. De Zerbi creció bajo este paraguas. No es de extrañar que la presión no pueda con él.
Su esquema es de tal interés que ha desatado los elogios de su homólogo Pep Guardiola. El de Sampedor cree que no hay otro equipo en el mundo que construya como lo hace el Brighton. Los 'seagulls' concentran sin miedo a jugadores cerca de su área para que un tercer hombre aparezca en los huecos que se generan a la espalda de los futbolistas más adelantados del contrario. Entonces, se asocian con él con precisión y rapidez. En un abrir y cerrar de ojos, sus jugadores pueden plantarse ante la meta en el otro extremo del campo.
Semejante cirugía no es sencilla. De Zerbi ha hecho que su plantilla la interiorice poco a poco. Por eso, en sus primeras semanas, mantuvo el 3-5-2 que caracterizaba a su predecesor. Con el avance del calendario, añadió fluidez a su pizarra conforme sus pupilos entendían qué quería de ellos hasta ordenarlos, principalmente, en un 4-2-3-1 inicial del que es habitual ver intercambios de posiciones e innovaciones tácticas.
La evolución ha servido para aumentar en un 18.9% el porcentaje de victorias respecto a la etapa de Graham Potter, en la que el 31.1% de los enfrentamientos se solventaban con triunfos. Con el ex del Sassuolo en el banquillo, la mitad de los compromisos terminan con una sonrisa. También ha reducido los empates en un 11.85% y las derrotas, en un 7%. Aquellas citas que las 'gaviotas' desaprovechaban se han convertido en escenarios donde el rival acaba rendido.
Uno de los puntos claves de esta mejora es que la plantilla no solo es más peligrosa arriba, sino también menos cuidadosa atrás. Su promedio de goles por partido, de 2.06, supone un incremento de 0.9 respecto a su versión anterior. En dianas encajadas, el añadido ha sido de 0.07 (1.27 antes; 1.3 ahora), nimio, pero sinónimo de cómo el estratega de Brescia ha logrado hacer entender a los suyos que dar un paso al frente puede ser la mejor decisión.