Antes incluso de que Ben Yedder certificase la eliminación de los ingleses, el público había hecho ver su malestar con un equipo que no termina de carburar ni ofrecer atractivos dentro del terreno de juego.
A medida que el marcador se puso más complicado, y pese a ese sueño momentáneo que propició el gol de Lukaku, el enfado fue creciendo y se hizo bastante audible. Algo que no suele ser habitual en los campos ingleses, menos aún en el Teatro de los Sueños.
El juego de pelotazo hacia Lukaku fue una constante y esa táctica se llevó abucheos y reprimendas.
Ya en la ida, tanto el planteamiento como su ejecución fueron bastante pobres (De Gea, el mejor, evitó varios goles en contra).
Ahora Jose Mourinho queda en una situación bastante complicada, pues la Premier está perdida y en la Champions ya no hay opciones.