Omer Damari da una nueva dimensión al 'jugador franquicia'. Va más allá de ser el referente de un equipo, parece serlo de toda una cadena de equipos surgidos del paraguas de una multinacional de bebidas energéticas.
Sus tres últimos clubes son propiedad de Red Bull. Y ha pisado los tres en poco más de un año.
Llegó a Austria tras una exitosa carrera en Israel, primero en el Hapoel de Tel Aviv y más tarde en el Maccabi Petah Tikva.
Cuando llegó al país alpino recaló en el Austria de Viena, y en enero de 2011 fue traspasado al RB Leipzig. No cumplió con las expectativas esa media temporada, y volvió a Alemania.
Fue cedido al ya por aquel entonces 'hermano menor', pese a haber sido fundado antes y haber tenido más éxito, el Red Bull Salzburg. Allí recuperó sensaciones, y este verano ha cerrado el círuculo.
Se marcha cedido a la franquicia más conocida de la marca, la de Nueva York.