Este Ajax no es de la temporada pasada. Es algo normal que los holandeses no sean los mismos que los de la 2018-19, ya que han perdido a dos piezas importantes: De Jong y De Ligt.
El primero era imprescindible en la medular y hacía todo el trabajo, mientras que el segundo, siendo tan joven, era el líder y capitán de su equipo tanto dentro como fuera del terreno de juego.
Los dos se fueron, pero la vida sigue para el conjunto de Amsterdam. Comenzaron de buena forma la Eredivisie y en la Fase Previa de la Champions no andan demasiado finos.
Sufrieron de lo lindo contra el PAOK y en la ida de la final ante el APOEL, los de Ten Hag salieron vivos de su visita a Chipre de puro milagro. Las ocasiones más claras fueron para su rival, algo que podría pagar de cara a la vuelta.
El balón era del cuadro holandés, mientras que los de Nicosia se limitaban a esperar para hacer daño en cualquier robo. Esa fue la tónica de un partido que estuvo cerca de no acabar 0-0.
Y es que los chipriotas tuvieron varios tramos buenos que no culminaron con el gol que buscaban. Onana, bien colocado bajo palos en todo momento, tuvo que tirar del carro para mantener viva la eliminatoria.
Tras una primera parte falta de ocasiones, la segunda mitad estuvo protagonizada por la actuación del cancerbero del Ajax. Varias intervenciones de mérito, la más clara una mano abajo a tiro de Lucas, mantuvieron firme a los 'ajacieden'.
Para colmo de males, Mazraoui, en la sangría de amarillas de los de Ten Hag, dejó a su equipo con diez jugadores de cara a los diez últimos minutos. En ese intervalo apenas hubo oportunidades y el Ajax firmó un empate que le sabe a gloria por un lado, pero por el otro sabe que debió hacer más.