El Carlos Belmonte se vistió de gala para acoger el Albacete-Mirandés de la jornada número 35 de Segunda División, un partido que prometía ofrecer un gran espectáculo por la intensidad con la que arrancaron los locales, pero que terminó perdiendo emoción hasta provocar que los 90 minutos avanzaran demasiado lentos.
El Albacete lo intentó sin descanso durante toda la primera mitad, poniendo al Mirandés contra las cuerdas, provocando que Raúl Lizoain tuviera que emplearse a fondo. Pero no estuvieron acertados en sus lanzamientos los hombres de Alejandro Menéndez.
Y con la segunda mitad en marcha, los de Miranda dieron un paso al frente, comenzaron a derrochar mayor profundidad y metieron en algún que otro aprieto a sus rivales, aunque sin mayores consecuencias.
Todo parecía destinado a un tímido reparto de puntos, hasta que apareció Ortuño. Cuando el crono llegaba a su fin, el delantero español hizo acto de presencia en el minuto 83 de partido para superar a Raúl Lizoain con un potente cabezazo y sentenciar el encuentro con el definitivo 1-0.
Un duro golpe para el cuadro de José Alberto López, que aguantó una a una cada llegada peligrosa del Albacete, un equipo que nunca perdió la fe hasta encontrar el ansiado gol que tanto estaba buscando, ese que le permite sumar unos tres puntos de oro por la salvación.
Si bien el Alba no consigue despegarse de la última plaza, ya suma 32 puntos, a dos de la penúltima plaza que defiende el Sabadell, y a seis de la salvación, esta victoria es una inyección de moral para el equipo, que vuelve a creer en la permanencia. Por su parte, el Mirandés se mantiene en la misma décima plaza con 47.