Casi no hubo tiempo en el Carlos Tartiere para que los jugadores se tomaran la medida entre sí cuando el Extremadura marcó el primer gol. Johannesson cometió un error incomprensible y se metió la pelota en su propia meta, pero el colegiado anuló la jugada por un fuera de juego previo.
Desde entonces, los azulgranas estaban mejores sobre el terreno de juego. Las ocasiones se sucedían y el 0-1 estaba cerca, pero sus contrincantes supieron sufrir hasta que el efecto de Rozada tuvo efecto y los aficionados comenzaron a contemplar una notable mejoría.
Esta fue tal que los azules acabaron dominando claramente el encuentro en los compases previos al descanso. Aunque no hubo muchas oportunidades claras, sí intentos constantes por asaltar el área que defendía Casto, pero la zaga estuvo correcta para evitar las llegadas de más peligro.
Cuando la pelota volvió a rodar, la tónica se mantuvo sobre el verde. Ortuño fue de nuevo el protagonista del ataque de los suyos y tuvo una clara para marcar, pero el testarazo con el que resolvió un centro lateral fue suave a las manos de Casto. Pastrana puso a prueba a Champagne desde la frontal.
Manuel Mosquera dio entrada a Nono en el campo y este revolucionó los asaltos de los suyos. Kike Márquez, motivado por esta revolución, firmó un auténtico golazo. Se fue de dos defensas con dos recortes y finiquitó la jugada ajusticiando a Champagne con un derechazo colocado.
El Oviedo no dejó de intentarlo en el tramo final, pero el buen hacer de la zaga contraria y la imprecisión les condenaban. La perseverancia tuvo su premio en la testa de Ortuño, que batió a Casto con un golazo gracias al centro lateral de Saúl Berjón.
En la postrimería, los azules propusieron más en el césped y Ortuño, de hecho, tuvo la oportunidad para marcar el tanto de la remontada de nuevo de cabeza, pero Casto paró la pelota. El encuentro se resolvió con un reparto de puntos que supo a poco a las gradas.