Chafó las navidades el jugador del Valladolid a la afición de San Mamés. El público bilbaíno vibraba con la que iba a ser la tercera victoria del Athletic en casa pero que acabó entre lágrimas.
Como si de un thriller se tratase, el encuentro discurrió por los derroteros del Athletic. Costó encontrarle el punto a un choque que no vio su primer tiro a puerta hasta el minuto 17, cuando Capa lanzó un balón que le había regalado Aduriz pero que terminó atrapando Masip.
El Valladolid sufrió, no encontró el ritmo en ningún momento de la primera mitad. Notó el conjunto de Sergio la baja de última hora de Toni Villa, aquejado con gripe. Sin el talentoso jugador, no había hombre que llevase el balón del centro del campo a la delantera.
Así, el Athletic se fue haciendo dueño del partido, aunque sin ocasiones claras. Estuvo cerca de poner por delante al cuadro de Garitano Raúl García, pero el navarro, que como en cada partido se dejó el alma y cuerpo contra todos, envió el balón al lateral de la red.
Cuando todo parecía abocado al empate por el paso por los vestuarios llegó una de las jugadas clave del partido. Keko le dio con la mano en el área y el colegiado no dudó en pitar el penalti. Aduriz, sin coger carrerilla, se inventó una nueva forma de lanzar la pena máxima que engañó a Masip para poner el primero al filo del descanso.
Pese a ir por debajo en el marcador, el Valladolid no era capaz de llevar el balón de una portería a otra. No fue hasta pasada la media hora de laprtido cuando se acercó por primera vez. Óscar Plano avisó lo que iba a hacer al final del partido con un lanzamiento que se marchó a la madera.
Un buen entrenador lo es cuando puede cambiar sus planteamientos a lo largo del partido dependiendo de lo que pidan. Eso fue lo que hizo Sergio, que al poner a Antoñito buscó con dos carrileros y tres centrales al menos el gol del empate.
Le funcionó a medias al conjunto vallisoletano. Se estorbaron Verde y el propio Antoñito en varias ocasiones, pero finalmente, cuando nadie lo esperaba, llegó el éxtasis del Valladolid en San Mamés.
En una jugada con varios rebotes en el área, el balón le llegó, cerca de la portería, a Óscar Plano. El delantero del Valladolid no se lo pensó y reventó el balón con dirección a portería, un cuero que ni siquiera vio Herrerín y que sirvió para bajar de las nubes a un Athletic que pidió fuera de juego pero que tenía a un jugador fuera del terreno de juego.
El Valladolid salvó un punto 'in extremis' ante un Athletic que vivirá la Navidad fuera del descenso pero que acabó cabizbajo, consciente de que había perdido una oportunidad de oro para coger aire.