Este Nápoles va muy pero que muy en serio. Los pupilos de Spalletti volaron sobre el terreno de juego del Diego Armando Maradona y pasaron muy por encima de todo un clásico del fútbol italiano como es la Juventus de Turín.
Y nada más y nada menos que con una goleada por 5-1. Una superioridad evidente del conjunto local, que ya ha dejado claro que quiere salir campeón de la Serie A de nuevo.
El choque comenzó de la forma esperada. El Nápoles propuso más y llevó la iniciativa del choque, mientras que la Juventus se dedicó a esperar su oportunidad atrás. Pero ni un cuarto de hora tardó el cuadro local en abrir el camino hacia el triunfo.
Y quien iba a ser si no, Victor Osimhen. El nigeriano demostró su habilidad goleadora y recogió un rechace de Szczesny a una magistral tijera de Kvaratskhelia para que el 1-0 subiera al marcador.
El ahínco del Nápoles no se vino abajo, aunque la Juventus quiso dar un paso hacia adelante. Di María fue el único que arrojó algo de luz a las numerosas sombras que sobrevuelan al conjunto 'bianconero'.
Pero si ya había aparecido Osimhen, faltó el otro gran protagonista de la noche napolitana: Kvaratskhelia. El georgiano no dejó de aportar velocidad y calidad a la banda izquierda de su equipo y, al filo del descanso, aumentó la ventaja.
Transición francamente perfecta del conjunto local de lado a lado del campo hasta que la pelota llegó a Osimhen dentro del área tras el error en el despeje de Bremer. El nigeriano encontró a Kvaratskhelia, que golpeó de primeras y batió a Szczesny para el 2-0.
Sin embargo, la Juventus recortó distancias antes de marcharse a los vestuarios. Di María recogió la pelota de Milik y marcó con una suavidad increíble el 2-1 ante la inútil estirada de Meret.
El segundo tiempo no cambió las tornas y el Nápoles siguió siendo el amo y señor del partido. En un desajuste, uno más, de la defensa turinesa, Rrahmani anotó libre de marca el tercero y comenzó a dinamitar las esperanzas de los visitantes.
Allegri movió el banquillo en busca de soluciones, pero esa escabechina no había por donde arreglarla. Los de Spalletti no rebajaron la intensidad ni las ganas de seguir haciendo daño a su rival y el vendaval napolitano se transformó en un aluvión de ocasiones... y de goles.
Osimhen, que estaba cuajando un choque prácticamente perfecto, no quiso marcharse del campo sin su doblete. Y así fue. El nigeriano se impuso de forma imperial a su par y remató de cabeza un centro desde la izquierda de Mario Rui para colocar el cuarto en el marcador.
La Juventus estaba totalmente rota y sin un ápice de reacción. Apenas consiguieron sobrepasar la línea del centro del campo y el poderío del Nápoles siguió haciéndose notar.
En una jugada magistral de Elmas, que recortó a su par y buscó portería, el Nápoles logró el quinto. Danilo se cruzó con la esperanza de cortar esa pelota, pero su toque desvió la pelota para hacer imposible la estirada de Szczesny. Resultado histórico el que se vivió este viernes en el Diego Armando Maradona.
Los minutos finales fueron más de ovaciones y de gustarse por parte del estadio sobre sus jugadores que de fútbol. El colegiado dictaminó el final del encuentro y el Nápoles certificó su primera posición con diez puntos de ventaja sobre la Juventus que volvió a su lúgubre abismo tras una actuación abominable.