En partidos de tan alto voltaje, el resultado termina decantándose en base a una serie de detalles que potencian la suerte de uno u otro bando.
Pero Ruben Dias pasó el día anterior por debajo de una escalera y se atribuyó la jugada definitoria del choque, cuando un intento de despeje terminó por significar el 2-0.
El Zenit, que empató el primer choque el Olympique de Lyon, ya se había adelantado en el marcador en el 21' con un gol de Dzyuba, pero el partido estuvo abierto hasta la desgraciada acción.
Aunque, por ser justos, el gol vino precedido por una gran jugada del cuadro dirigido por Sergey Semak. A 12 minutos del final, Karavaev se coló bien a la espalda del lateral zurdo y puso un pase de la muerte al corazón del área.
El balón tenía por destino acabar dentro, pero el central derecho de las 'águilas' fue quien terminó por desviar el balón hacia el fondo de su propia portería.
Fue el punto de inflexión en el partido. Con poco más de diez minutos para el desenlace, el Benfica se encontró con una diferencia de dos goles y poco tiempo para reaccionar.
Con la defensa vendida, hasta la retransmisión se comió el 3-0. El equipo ruso sacó rápidamente una falta pitada por Del Cerro Grande en la medular y Azmoun, solo ante Vlachodimo, dribló y definió a placer.
Pero aún quedaba lo mejor de la noche en el plano individual. Raúl de Tomás maquilló el resultado final hasta el 3-1 con un misil tierra-aire que silenció de golpe el estadio Krestovski. Bonito, sí, pero no sirvió para nada.