El Oviedo y el Mirandés homenajearon la figura de Arnau con un bonito partido de fútbol en el Tartiere que se resolvió con empate por 1-1. En la jornada 41 de Segunda División y sin nada en juego salvo el puesto final en la tabla, los equipos rindieron tributo al fallecido director deportivo exponiendo una buena imagen, un par de bellos goles y unas tablas entretenidas.
Los carbayones comenzaron mejor, fueron a menos y volvieron a explorar sus opciones de victoria en la segunda mitad. El empuje de sus superiores compases iniciales sirvió para abrir la lata merced a un tanto espectacular de Tejera. Recibió la pelota en la frontal, la voleó al palo largo, preciso y elegante, y dibujó el 1-0 en el luminoso.
Sangalli, Nahuel y Rodri, no del todo inspirados, se encargaron del resto de las intentonas. Limones estuvo correcto y contestó ante las más peligrosas. La más clara, una del '8' a bocajarro cuando el electrónico ya acogía el 1-1 y que el cancerbero sacó casi a trompicones, pero sacó. Borja Sánchez, carente de acierto, también contribuyó notablemente a la propuesta ofensiva.
Este estilo de varias individualidades encontró su contraste en el juego del Mirandés, más colectivo. A los 'jabatos' les costó entrar en calor. Cuando lo hicieron, sentaron en el césped combinaciones rápidas y muy acertadas que, en sus versiones más afiladas, sirvieron para romper la línea defensiva del Oviedo.
En el minuto 54, un balón filtrado de excelsa calidad con la firma de Pablo Martínez sorprendió a Mossa y encontró entre zagueros a Djouahra. Definición de calidad, suave, al palo largo, y el cedido por la Real Sociedad hizo justicia, pues la contienda estaba siendo bastante igualada y lo lógico era un empate.
Ya con el 1-1 campando en el luminoso, cada equipo explotó sus opciones de vencer en la media hora final. La imprecisión llevó la voz cantante y los porteros -varias intervenciones de mérito de Joan Femenías, la mejor en un mano a mano a Cristo- sostuvieron un reparto de puntos que sirve de homenaje a Francesc Arnau.