Qué vivo está este Sabadell. Después de encadenar cuatro jornadas sin ganar, los 'arlequinados' pusieron fin a su mala dinámica superando al Mallorca y este lunes volvieron a sumar de tres frente al Rayo Vallecano. Con dos balones.
El cuadro de Antonio Hidalgo, como ya ocurriera ante los bermellones, centraron sus esfuerzos en no encajar y quedaron a la espera de que algunos de sus delanteros aprovecharan algún balón suelto en el ataque. Y Adri Cuevas lo entendió a la perfección: fabricó un gol que valió ¿por una permanencia?
Mucho menos positiva es la lectura del Rayo Vallecano, que solo ha conseguido dos de los últimos 12 puntos en juego y que se cae del 'play off' de ascenso a Primera. Lo más preocupante para los de Andoni Iraola, la falta de gol de los de arriba.
Porque los rayistas, sobre todo en la primera mitad, lo intentaron de todas las formas y los colores, pero no encontraron la forma de batir a un Ian Mackay muy seguro. Bebé, una vez más, protagonizó la mayoría de las oportunidades de los suyos, pero no tuvo fortuna en sus intentos. Saveljich y Óscar Valentín también tuvieron sus opciones en el balón parado.
El Sabadell, sin embargo, no se había pronunciado en ataque durante los primeros 45 minutos de juego. Pero saltó al verde con una mentalidad opuesta tras el paso por los vestuarios y logró adelantarse en el electrónico solo ocho minutos después de la reanudación.
Y lo hizo con todo un golazo: Adri Cuevas controló el cuero en la zona de tres cuartos, se asoció con Néstor Querol y batió a Dimitrievski con un disparo desde la frontal del área pegado a la cepa del palo. Imparable.
Y poco después, la polémica: Ozkoidi, siendo el último defensor, trabó a Óscar Trejo en la zona de tres cuartos y el colegiado le mostró la cartulina roja. Los 'arlequinados' entendieron que el '8' se había echado el balón muy en largo y no tenía la opción de llegar antes que Mackay, pero el colegiado mantuvo su decisión.
Pero ni siquiera con uno más y durante media hora logró marcar el Rayo. Es más, los de Iraola no volvieron a generar ni una sola ocasión de peligro. Y además, en la última jugada del partido, Dimitrievski le regaló a Édgar Hernández la sentencia con un error que denota la pérdida de motivación en el equipo madrileño.