De las 55 federaciones que integran la UEFA, la turca ocupa el lugar decimotercero. Hace cuatro temporadas, fue la séptima con mejor coeficiente. El país otomano asipra a reverdecer viejos laureles. Una de sus intentonas radica en apostar por jugadores de cierto nombre y un recorrido histórico destacado. Tanto en el mercado de verano como en el de invierno de este curso ha quedado bastante claro.
Mesut Özil, recién fichado por el Fenerbahçe, es el último gran exponente, pero el goteo no ha cesado desde el verano. No son pocos los jugadores que al menos han alcanzado los 80 puntos de ELO en su carrera y andan diseminados por la competición.
Es el caso de Drinkwater (Kasimpasa), Mirallas (Gaziantep), Lucas Biglia (Fatih Karagümruk), Aboubakar (Besiktas), Subotic (Denizlispor), Nuri Sahin (Antalyaspor), Aaron Lennon (Kayserispor) o Elabdellaoui (Galatasaray). También tipos con un bagaje destacado en Sudamérica andan probando fortuna por allí, como Giuliano (Istanbul Basaksehir), Christian Cueva (Yeni Malatyaspor) o Vitor Hugo (Trabzonspor).
Dos tendencias quedan claras: una, que raro es el equipo que no ha apostado por algún fichaje así esta campaña, prácticamente todos los clubes lo han hecho. La otra, una clara mirada a Inglaterra, pues bastantes de las apuestas han tenido pasado en la Premier League; se adscriben también a ese grupo Pantilimon, Rémy o Enner Valencia.
En la lista oficial de movimientos en la temporada 20-21 igualmente aparecen gente de la talla de Ardan Turan (Galatasaray) o José Sosa (Fenerbahçe), aunque ellos ya estaban en la competición turca.
También se han mudado allí estos meses otros tipos destacados, a pesar de no haber alcanzado nunca los 80 puntos de ELO, como Perotti (Fenerbahçe), aunque ahora con su extraña lesión su futuro es una incógnita, Borini (Fatih Karagümruk), o Fajr (Sivasspor).