"Yo no daba patadas, se me ha puesto un sambenito... yo sólo entraba fuerte", comentó el ahora máximo responsable de la cantera nervionense, Pablo Blanco.
415 partidos, 50 años dedicación, 13 años en el primer equipo y capitán del Sevilla en la década de los 70 y 80. Quién lo diría, pero parece un galardón bien merecido.
En el homenaje al ex futbolista pasaron rostros muy conocidos de la historia rojiblanca. Antiguos presidentes como Alés y Carrión, entrenadores como Manolo Cardo y Joaquín Caparrós, e ilustres compañeros de equipo como Pintinho, Gallego, Lora o SanJosé quisieron estar presentes en un día especial para el sevillismo. Una jornada con protagonismo para la historia.
Defensa serio y expeditivo como pocos, Blanco sirvió como inspiración para las generaciones venideras en el Sánchez Pizjuán. Como central fue prácticamente infranqueable y sus marcajes a alguno de los mejores jugadores de la época todavía son recordados en Nervión.
Maradona, Kempes, Levinha o Cruyff sufrieron, lo que le creó una fama de duro. "Yo dejaba el codo quieto y se daban conmigo", señaló entre risas.
Pese a su gran rendimiento con el club de su corazón, el defensa jamás llegó a la Selección Española absoluta, aunque sí fue olímpico.
Un premio que tiende un puente entre el pasado, el presente y el futuro del Sevilla. "Ese equipo tenía enjundia, carácter, casta, corazón, pasión. No tuvimos la suerte de tener los títulos de ustedes y que vais a seguir logrando", concluyó.