Papi, ¿por qué eres tan bueno?

"Mi hijo de seis años, que entiende, me dice: '¿Por qué te matan en Argentina? ¿Por qué vas, papi?". Leo Messi se había desnudado en una radio argentina para rumiar el mal trago del enésimo desencanto con su país. En su primer partido tras ello, volvió a demostrar que cada día puede reinventar el fútbol. Igual tras tumbar al Espanyol, el pequeño Thiago le preguntó cómo hizo lo que hizo. 

No eso de aparecer como arma extrarrestre para decidir un encuentro. El equipo de Rubi hizo todo lo que estuvo en su mano para frenar al Barça. Terrenalmente hablando, claro. No pudo con la bombilla de Messi. Con su zurda mágica. Con su capacidad para hacer que este deporte aún tenga cosas con las que sorprendernos.  

Porque eso es lo que hizo Messi en el 1-0. Ahora que tanto se habla de los penaltis de Sergio Ramos 'a lo Panenka', ya incluso rebautizados como 'a lo Ramenka', porque ha sublimado esa técnica, el rosarino inventó el tiro de falta 'a lo Panenka'. 

Dicen que patea mejor las faltas que los penaltis y el paso del tiempo les da la razón a los que así piensan. Que se lo digan a Diego López, que finalizará esta Liga con tres tantos encajados de esa guisa. Queda en anécdota si hay que conceder el tanto a Messi o a Víctor Sánchez en propia puerta al despejar bajo palos. 

Lo verdaderamente relevante fue la astucia del argentino. Vio la superpoblación de la barrera 'perica', que Diego López apenas miraba el golpeo por la mirilla, y entendió que solo superar la barrera era sinónimo de gol, pues ningún rival se había tirado al suelo por si decidía buscar el tiro subterráneo, por aquello de la cercanía de la barrera a la portería. 

Y así nació la falta 'a lo Panenka'. Como si tocara un acorde de guitarra, superó la doble barrera, la de jugadores del Espanyol y la que el equipo de Rubi había plantado en el marcador hasta el minuto 71. Acariciando la bola suavemente, como seguramente acariciará al pequeño Thiago por la noche mientras le explica cómo se sacó de la manga otra genialidad más. 

No cabe hablar de 'Messidependencia'. Sencillamente, es el Barça es el que tiene la suerte de contar con el argentino. Cualquier equipo del mundo sería una versión superior con el argentino en las filas. Probablemente, sin él el Espanyol se habría ido, merecidamente, con algo positivo. Pero el fútbol es algo que se juega en este planeta y que Messi decide en otro. 

Malcom oposita a regresar

El propio argentino, con el Espanyol ya algo más descosido en busca del 1-1, sentenció en una contra que corrió como una estrella fugaz. Ter Stegen sacó, Busquets y Rakitic conectaron, Malcom se subió a su locomotora, y Messi, al primer toque, sentenció con un tiro suave. 

El Barcelona sufrió. No contaba con una defensa de cinco que redujo los metros del encuentro. Sin Dembélé para romperlos, dominó por inercia. Pero los chispazos no fueron suficientes ante un buen Diego López y un Espanyol que, no obstante, no renunció a hacer pupa a la contra. 

Sin Messi y con el segundo abrelatas de a bordo, Dembelé, lesionado, quedaba la opción de Malcom. Y el brasileño, sorprendentemente, respondió. Con él y Sergi Roberto hubo más taladro durante la segunda mitad. Hasta que el terremoto llegó a los 71 minutos. Con doble protagonismo de Messi y Víctor Sánchez. 

El argentino firmó el eslalon y el lanzamiento; el capitán 'perico' puso la falta y el surrealista despeje bajo palos que casi pareció un remate de cabeza a pase de Messi. Igual hasta eso consigue el argentino, crear un cortocircuito en sus rivales. El compromiso de Víctor Sánchez con la causa del Espanyol, pese a su pasado en el Barça, queda fuera de toda duda. 

Llegará un día que el Barcelona jugará sin Messi. Y, salvo un sorprendente heredero que a día de hoy no existe, el equipo azulgrana perderá puntos en partidos tan pétreos como este. Pero aún no ha llegado. Por eso el Barça va lanzado hacia el título liguero y hacia un triplete. Las ganas de Messi, por el momento, parecen pesar más que su dañado abductor. Para alegría del barcelonismo y del pequeño Thiago.