Italia fue claramente superior a sus rivales en la primer mitad sobre el terreno de juego. El dominio solo sirvió para marcar una diana, la de Bernardeschi, que finiquitó un pase lateral raso que mandó al fondo de las mallas con un toque sutil usando el interior de la bota zurda.
No se rindió Liechtenstein, que atacaba en cuando podía y tuvo oportunidades de empatar el duelo. Llamó la atención lo activo que estuvo Salanovic, que puso a prueba a Sirigu en varias ocasiones. El cancerbero tuvo que intervenir con grandes actuaciones más de una vez.
Pero, poco a poco, la experiencia de los visitantes fue imponiéndose y las llegadas rivales fueron desapareciendo. Se encerraron atrás entonces los de Helgi Kolvidsson, agazapándose como gato panza arriba para evitar recibir más daños.
En el segundo acto, los locales no pudieron más por el cansancio y fueron concediendo huecos clave para que sus contrincantes le dieran más alegrías a los suyos cuatro dianas. Las llegadas eran constantes y no conseguían los de Helgi Kovidsson reaccionar.
Belotti puso el 0-2 con un testarazo de alta calidad. Se erigió entre todos los defensas y mandó la pelota a la red de forma precisa. El guardameta, eso sí, salió de forma dudosa y no taponó su meta. 13 minutos después, Romagnoli se sumó al ataque para remachar un centro lateral de El Sharaawy, el 0-3.
El asistente de este tanto fue el encargado de darle continuidad a la fiesta a pase de Cristante. Se quedó solo ante el portero y le batió con el exterior de la bota diestra. El colegiado añadió tres minutos y Belotti los aprovechó para firmar la 'manita' a un encuentro sentenciado ya de hace tiempo.