El Real Valladolid conquistó Butarque por primera vez en su historia y dio un paso de gigante hacia la salvación al imponerse a un rival directo al que, de paso, le ganó el golaverage particular.
Los pucelanos no tuvieron que hacer un partido brillante para llevarse los tres puntos. O bueno, sí tuvieron que hacerlo, pero en esa disciplina que tan poco luce y en la que tanto se han especializado en los dos últimos años: el orden y la defensa.
Les bastó con un regalo inicial de los 'pepineros', que se jugaban mucho más, y luego un despiste en la marca, cuando tenían el marcador a favor, para sentenciar la contienda. La reacción final del Leganés, tras el gol de penalti de Óscar Rodríguez, se quedó en pura gaseosa.
Y todo porque, de salida, el conjunto de Butarque le entregó la ventaja al Valladolid. Se hicieron un tremendo lío entre Awaziem y Cuéllar y Ünal, que pasaba por allí, envió un pase a la red sin oposici´on. No habían pasado ni dos minutos, pero el equipo de Aguirre ya había metido en su área a un Valladolid que salió con la idea de no enloquecer y mantener el partido vivo hasta el final. Como hace siempre.
El 0-1 reforzó la idea de un Sergio que ya había doblado lateral, el izquierdo, en previsión de un vendaval local que no existió. Y es que Aguirre, precavido en exceso, repitió esa táctica en ambas bandas. Así, sucedió lo más normal, con un Leganés plano y sin apenas profundidad al que el Valladolid controló a la perfección en la primera parte.
Sin ocasiones se esfumaron esos 45 minutos iniciales, lo que era una buena noticia para los visitantes y otra malísima para los locales, que encima miraban de reojo al Camp Nou, donde viajarán en solo unos días.
Arriesgó el técnico mexicano tras el descanso, aunque dio la sensación de que reaccionó siempre tarde en el choque. Las ocasiones más claras siguieron siendo del Pucela. Una incursión de Óscar Plano acabó en un despeje defectuoso de Cuéllar y en el 0-2 de Alcaraz. Poco después, Sergi Guardiola envió al limbo la sentencia del choque y el Leganés le metió emoción a la desesperada sin casi merecerlo.
Y le pudo poner algo de chispa a los últimos minutos porque Salisu, que tiene pinta de que va a ser un pedazo de central en los próximos años, aún no está del todo hecho. Juega al límite y, por eso, un error al medir un despeje ante Assalé, el único de los cambios que mejoró al Leganés, sirvió para que Óscar Rodríguez pusiera el 1-2 de penalti.
Quedaban diez minutos, pero se jugó muy poco por la forma en la que Sergio supo moverse con los cambios. Otra posibilidad que da el nuevo fútbol y que los de abajo tendrán que saber explotar como hizo el Valladolid en Butarque, desde donde salió con la permanencia mucho más cerca.