La llegada de Paulinho no ha caído demasiado bien entre la hinchada 'culé'. El futbolista no ilusiona ni por nombre ni por cualidades, aunque su gran momento en la Selección Brasileña se empeñe en intentar demostrar lo contrario.
El ex del Tottenham llega como bombero para apagar un fuego importante a un Barcelona que ha perdido frescura, físico y presencia en el centro del campo.
Un perfil similar al que un día quiso ocupar en el equipo azulgrana otro brasileño como Fábio Rochemback, que también llegó a un Barça en depresión y que no terminó de recuperarse con el concurso del centrocampista de Soledade.
No nos engañemos, el joven brasileño nunca tuvo la calidad suficiente para jugar en el conjunto azulgrana, pero no fue un jugador tan limitado como se empeñan en hacernos creer. Disputó hasta tres campañas en la Premier siendo una buena opción en el centro del campo del Middlesbrough... pero en el Barça no convenció.
Algo similar le pasó a un futbolista eterno como Thiago Motta, de cualidades también similares a las de Paulinho. El italobrasileño salió de la cantera del Barça y buscó un hueco en el once que le negaron sucesivamente Van Gaal y Rijkaard, hasta que se fue a buscar mayor gloria a Italia.
En el periplo de Rijkaard en el equipo azulgrana le cerró la puerta Deco, un todocampista con mucha más llegada y toque que Paulinho, pero que sí que le hizo un buen apaño al Barcelona de Ronaldinho hasta la llegada de Guardiola.
Precisamente con él llegó a 'can Barça' Keita, probablemente el futbolista que mejor rendimiento le ha dado al Barcelona en esa posición de 'aguador' del centro del campo. El malí se ganó el hueco paso a paso y, pese a que llegó también veterano a Barcelona, fue el faro del once que lo ganó todo con Guardiola de 2008 a 2012.
En él debe fijarse Paulinho si quiere cambiar la percepción que por ahora tiene de él su nueva afición. Una afición que esperaba a Verratti y que se tendrá que conformar con un jugador completamente diferente.