Una de esas jugadas que no le dejará dormir durante varias noches. En pleno partido entre Toledo EC y Azuriz del Paranaense brasileño, un defensor visitante perdió la concentración... y el equipo lo pagó.
Salazar pensaba que la pelota no estaba en juego y se agachó para tocarla al creer que se había señalado una falta. El árbitro, incrédulo, no tuvo más remedio que señalar la pena máxima.
Matheus Motta convirtió ese 1-0 para dejar con cara de pocos amigos a Zalazar, que respiró tranquilo con el posterior y definitivo empate de Vieira para Azuriz.