Pamplona es de Primera y, salvo debacle en los siete últimos partidos, lo seguirá siendo la próxima temporada. Y es que Osasuna se llevó tres puntos vitales ante el Elche y ve cada vez más lejos una zona de descenso de la que el cuadro ilicitano quiere salir como sea, aunque para ello deberá esperar otro partido más.
El choque comenzó con las interrupciones y las faltas como protagonistas. Sin mordiente y sin querer arriesgar en exceso, ambos equipos vieron pasar los primeros minutos sin generar ningún tipo de peligro sobre la meta rival.
El Elche arrancó mejor por sensaciones y tuvo una buena ocasión en los pies de Rigoni pasado el minuto 20, pero Osasuna se fue asentado sobre el césped de El Sadar con el paso del tiempo y se hizo con las riendas del partido pasado el ecuador del primer acto.
Las pocas ocasiones que hubo hasta el descanso fueron del equipo de Pamplona y por eso no extrañó que el cuadro local se adelantase antes del final de la primera parte con un golazo de Kike Barja tras un balón de Manu Sánchez en una jugada al más puro estilo de Leo Messi y Jordi Alba.
La segunda parte comenzó con el conjunto ilicitano dando un paso adelante para intentar tener mayor protagonismo ofensivo e inquietar a un Osasuna que había estado muy cómodo durante los primeros 45 minutos.
En un principio, la estrategia de Escribá parecía surtir efecto, pero todo era un espejismo. Y es que Osasuna aceptó con cierto gusto ese movimiento del Elche, pues el mismo dejó más espacios atrás que podían ser aprovechados por el equipo navarro.
De hecho, los pupilos de Jagoba Arrasate monopolizaron las ocasiones en un segundo tiempo en el que no tuvo rival. Budimir y Aridane, este último con un remate al palo, avisaron en el primer cuarto de hora de lo que estaba por venir.
Y es que el gol de la sentencia, visto lo visto, era cuestión de tiempo y el mismo llegó en el minuto 68 tras un doble error defensivo del Elche imperdonable. Palacios se confió cuando el balón estaba a punto de salir por línea de fondo. Brasanac le robó la cartera, puso un pase de la muerte y Diego González se introdujo el balón en su propia portería.
Ahí murió un Elche que a duras penas inquietó en los últimos 20 minutos a un Osasuna que contemporizó y amarró con total tranquilidad una victoria que le coloca con 37 puntos y deja casi sentenciada su permanencia en Primera, mientras que su rival dormirá una fecha más en la zona de descenso y perdió una oportunidad para tomar aire de cara a un sprint final de infarto.