Sin fuego no hay posibilidad de quemar. Brasil tiene ganas de volver a ser lo que fue, y eso se nota, pero falta una chispa que haga estallar la pólvora comprimida que guardan Coutinho, Firmino y compañía. Estuvo en la grada esa llama que puede combustionar todo, pero desde ahí no pudo hacer nada.
La ausencia de Neymar en la 'Canarinha' se notó más de lo esperado. Viajó a Oporto para alentar a sus compañeros, demostrando el compromiso de siempre, pero sobre el campo faltó un líder en ataque. Casemiro asumió los galones de capitán y ejerció como tal, pero faltaba alguien con más peso arriba.
Tite y sus hombre se encontraron en Do Dragao con una Panamá que tenía grabado a fuego en la piel su plan. Aguantar de manera férrea, evitar fisuras e ir minando la moral, poco a poco, de la pentacampeona. No parecía capaz cuando empezaron a conceder ocasiones en contra durante los primeros compases, pero poco a poco se fueron haciendo grandes.
Un gol para cambiar todo
Faltaron tantos este sábado en Oporto y la solidez de Panamá tuvo mucho que ver. Arthur y Coutinho se echaron el peso a la espalda en la primera mitad, pero fue Paquetá quien inauguró el marcador, estrenándose como goleador internacional al aprovechar un pase de Casemiro.
Neymar lo festejó y sonrió desde la grada y Brasil empezó a soltarse, pero la reacción positiva duró hasta que Panamá, en la primera que tuvo -y una de las únicas de las que disfrutó en todo el partido- puso el empate mediante un cabezazo de Machado.
Más que el gol de Paquetá lo cambiara todo, fue el de Machado el que lo hizo. Panamá se liberó de las cadenas y vio que era posible no sucumbir otra vez más ante la pentacampeona. Y las predicciones fueron correctas.
Poca fe, menos movimiento
La segunda mitad rondó el sopor por momentos. Paquetá buscó su doblete insistentemente hasta que fue sustituido y Casemiro estrelló un cabezazo contra la madera, pero conforme engordaba el minutero, a Brasil le entraban cada vez más prisas.
Y estas no son buenas consejeras. Llegaron las imprecisiones, los balones en largo sin criterio y hasta Panamá acabó disfrutando de alguna tímida ocasión más. Al final el empate hizo justicia para un equipo que jugó su única arma y otro que no supo combinar argumentos. Brasil sigue lejos de ser Brasil.