Gareth Bale vuelve a estar en el punto de mira. Zinedine Zidane dejó al galés en tierra y no estará ante el Manchester City, siendo una decisión poco esperada y que evidencia la situación del galés en la capital española.
El atacante no juega desde el 2 de junio y se ha pasado seis partidos en el banquillo, aunque en el sillón de los que esperan a tener minutos también ha protagonizado imágenes que han recorrido el mundo.
A Bale se le ha visto haciendo bromas, con la mascarilla cubriéndole toda la cara o incluso jugando con unos prismáticos imaginarios. Hasta a Zidane se le escapó un "madre mía, macho, vaya pregunta" cuando en rueda de prensa le preguntaron por el galés.
El extremo ya no cuenta y su rendimiento y actitudes no han ayudado a un Zidane que no tiene reparos a la hora de dejarlo fuera de la lista, pues con ello presiona a Bale para que acceda a dejar un Madrid en el que no tiene sitio.
Según el diario 'Marca', la relación entre el jugador y el entrenador está totalmente rota, hasta tal punto en el que no comparten palabras y ni tan siquiera se miran cuando coinciden en un entrenamiento. Esa es una de las explicaciones a la ausencia de Bale en Mánchester.
El francés ignora a un Bale que sigue en sus trece de continuar en el Madrid, pero que desde semanas atrás lleva recibiendo críticas y más críticas. Su salida, eso sí, es complicada por su salario.
"Bale tiene derecho a tomar sus propias decisiones, pero me sorprendería si realmente fuera feliz sentado en el banquillo durante dos años, incluso si le gusta el clima y el golf. Sería mejor buscar una solución". dijo Danny Murphy en el 'Daily Mail'.
Otros como Bernd Schuster han opinado que lo que quiere el galés es buscar "una reacción por parte del club" para desbloquear su situación. Este mercado volverá a sonar para hacer las maletas.