La postura del Barcelona engordó, más si cabe, la corriente de opinión que defiende que fútbol y política son dos cuestiones incompatibles, no solubles e independientes. El Barça es un club universal, con seguidores en todo el planeta, alberga a niños y profesionales de numerosos países y etnias y no debe tocar diversos temas que atentan, según alertan no pocas autorizadas y expertas voces, contra la unidad de un país, en este caso España, en donde la entidad azulgrana, de profundas raíces catalanas, se desarrolla deportiva y económicamente.
La reacción en contra de lo opinado por el Barcelona, que Gerard Piqué no tardó en calificar como un acto del que sentirse orgulloso, vuelve a poner de manifiesto el desconocimiento generalizado acerca de lo que supone el Barça para Cataluña más allá del carácter internacional que ha cobrado su equipo y la institución con el paso de los años gracias a las conquistas logradas en España, Europa y el mundo, así como al haber contratado a casi todos los mejores futbolistas de la historia.
Baste leer las numerosas notas, escritos y obras que legó Manuel Vázquez Montalbán, acaso el mejor cronista que ha tenido el Barcelona durante sus más de 100 de historia. "El Barça es el ejército desarmado de Cataluña", solía glosar uno de los mejores autores españoles del Siglo XX, incapaz (con razón) de separar el desempeño deportivo del equipo de la actualidad social o política del momento. Para Manuel Vázquez Montalbán no había mejor radiografía de Cataluña que pasar una tarde en Les Corts o el Camp Nou. En la memoria queda su apuesta firme por La Masia y la cantera en todas las épocas, brillantes o no, de la entidad azulgrana.
Tampoco se puede olvidar que la entidad azulgrana tuvo incluso un presidente fusilado por los sublevados franquistas poco después de que estallara la Guerra Civil. Durante el discurrir del conflicto sufrieron ataques, jugadores y directivos se vieron obligados a exiliarse y el Barça estuvo a punto de desaparecer tras la bomba impactada en el 331 de la calle Consell del Cent en la noche del 16 de marzo de 1938. Evidentemente, no se pueden pasar por alto las conexiones con el Franquismo por rigores de los tiempos. Hace pocos días se le retiraron las distinciones al dictador en un acto que fue aplaudido y criticado a partes iguales.
A pesar de los intentos de Josep Lluís Núñez de desligar al FC Barcelona del catalanismo y de disponer de estrechos lazos con el centralismo nacional, no fueron pocas las ocasiones en las que el extinto presidente se acogió al agravio catalán cuando surgían polémicas, vanas o no, de índole arbitral o con el eterno rival Real Madrid. Y como estos, otros tantos ejemplos. En definitiva, el Barcelona es "més que un club", como acuñó en el 68 el españolista Narcís de Carreras, otro que fuera presidente, para sintetizar y destacar el compromiso del FC Barcelona con cualquier causa.
14 de octubre de 2019
El fútbol es un fenómeno de masas y es imposible que un negocio de tal calibre, que mueve a tantos millones de personas y es fuente de riqueza, pueda ser arrancado de la cotidianidad. Por eso el Barcelona, tenga razón o no en sus proclamas y fines, hace bien en meterse en política: es coherente con su historia y con todos los que estuvieron antes. Por mucho que suenen y queden bien los "fútbol y política no deben mezclarse", ya sea razonable o no la sentencia del Supremo para con los nueve líderes del independentismo catalán.