Basta echar un vistazo a BeSoccer para comprobar que, pese al frenazo masivo al fútbol para atajar la crisis del coronavirus, hay todavía partidos en juego.
Cuesta entender que en este tiempo estén disputándose partidos amistosos, cuando nada más que la salud debería importar a las autoridades. Vale, se puede entender -y no se entiende- que haya ligas en juego porque así se decida, pero no que haya choques de preparación o carácter amistoso, cuando los contagios se podrían propagar sin ninguna justificación.
El equipo más antiguo de Rusia, el Znamya Truda FC, de la Tercera División del país, ha disputado dos en apenas 24 horas. Al 0-0 del domingo ante el filial del Saturn le ha seguido un 1-1 este lunes ante el segundo equipo del Rotor, otro histórico del país.
En 1962, este equipo llegó a jugar la final de Copa de la Unión Soviética, pero en el siglo XXI no es nadie en el fútbol del este y suele alternar la Segunda con la Tercera División de Rusia.
Se escapan las explicaciones para saber por qué la competición liguera se ha parado pero este tipo de equipos sigue jugando partidos de carácter amistoso. Los clubes se lo toman como un entrenamiento para lo que vendrá y se apoyan en la decisión del Gobierno de no confinar por completo al país. Pero no tiene mucho sentido que, con la Liga parada, este tipo de equipos sigan jugando como si no pasara nada.
La explicación de la falta de público tampoco justifica nada, pues los encuentros de este histórico no suelen atraer a muchos aficionados más.