Los futbolistas suelen tener mil y un ritos antes de saltar al césped cada fin de semana. Saúl también tiene alguno que otro.
Los que sean asiduos a ver jugar a Saúl se habrán fijado en un detalle: el jugador siempre lleva una muñeca vendada. En concreto, la derecha.
Saúl, en una entrevista, explicó cuándo comenzó a llevarla y por qué. "Empecé a hacerlo hace unos tres años. Tenía dolores en esa zona por entonces. Pero ahora ya me la dejo por superstición", explicó.
"Antes de cada partido, voy a la sala de calentamiento para la activación muscular. Luego me vendo la muñeca derecha", continuó.
Un rito o una superstición que le acompaña en su día a día. "Me da seguridad, me gusta", concluyó.