Ha sido un partido de altibajos. Un partido que fue por momentos intenso, propio de lo que a priori puede ser un Sevilla-Liverpool, y por momentos denso, lento. Demasiado pausado y cansino.
El calor marcó la dinámica del juego y frenó el ritmo. El Liverpool empezó mandando sobre el improvisado terreno de juego del Fenway Park bostoniano, pero el Sevilla se negó a ser el actor secundario.
La amarilla que vio Banega en el 11' demostró lo en serio que se iba a tomar el Sevilla el partido. El Sevilla cortó el ímpetu del Liverpool y el partido pasó a ser un intercambio de golpes.
Pero faltaba acierto. Poco a poco el Sevilla fue adueñándose por completo del partido y, tras el parón para beber y regar el campo, llegó el gol del Sevilla.
Cazó Nolito un balón que la zaga del Liverpool no llegó a despejar correctamente y lo colocó inalcanzable en la escuadra de Lonergan, adelantando al Sevilla.
La alegría, sin embargo, duró poco en el equipo de Lopetegui. En el 44', cuando ya se atisbaba el descanso en el horizonte, un córner botado por Alexander-Arnold acabó recogiéndolo Origi en el segundo palo, y a placer fusiló a Sergio Rico.
El segundo tiempo empezó con la esperada renovación de los onces, parcial en el caso sevillista y total por parte de Klopp. Y fuera por estos cambios o por otra razón, lo cierto es que el partido cambió por completo.
Perdió de golpe y porrazo todo el ímpetu que tuvo la recta final del primer tiempo. La pereza se adueñó de los jugadores, y salvo en contadas ocasiones, poco fútbol se vio.
Pero la alarma sonó en el 76', cuando Gnagnon, uno de los que entró mediado el segundo tiempo, se vistió de justiciero, perdiendo por completo los papeles.
Reclamaba el Sevilla una falta sobre Munir que no se señaló. Mientras el jugador del Sevilla se dolía sobre el césped, sus compañeros pedían que se tirase el balón fuera. El Liverpool no lo hizo y Larouci pagó los platos rotos.
Gnagnon cortó la jugada por las bravas, con un durísimo patadón al tobillo sin balón que le costó una roja directa que no mereció discusión alguna. Por querer hacer justicia saltándose la ley, dejó al Sevilla con uno menos durante un cuarto de hora.
El Liverpool, tras cambiar al maltrecho Larouci por lesión, buscó el gol de la victoria, apoyándose en la superioridad numérica, pero entonces, Koundé apareció, buscó en largo a Munir y este encontró a Pozo.
El joven jugador sevillista se adelantó a Mignolet en la salida y marcó el tanto de la victoria en el minuto 89. Arregló, contra todo pronóstico, un partido que se le había complicado en gran medida al Sevilla, que cierra con este triunfo de mérito su gira norteamericana.
Toca ahora jugar en Europa, en Alemania. Los de Lopetegui se medirán ahora al Everton, al Mainz 05 y al Hoffenheim, antes de volver a España para jugar ante el Granada. Cerrará su pretemporada rindiendo homenaje a Reyes ante el Extremadura, en Almendralejo.
El Liverpool, por su parte, aún tiene programados los partidos contra Sporting de Portugal, Nápoles, Olympique de Lyon y Schalke 04, preparatorios para la Supercopa de Europa que los 'reds' disputarán ante el Chelsea el próximo 14 de agosto.