Quinto partido de Hazard, quinta vez en la que se marcha sin marcar diferencias. No está Eden, que tampoco vio puerta ante el Fenerbahçe -aún no se ha estrenado de blanco-. Pero lo más preocupante, más allá de su muy mejorable estado físico, es que al belga le está costando marcar diferencias en ataque. Lo intenta, pero le falta la chispa que sí tenía en el Chelsea.
Con agosto a punto de asomarse, aún es pronto para sacar conclusiones, pero la realidad es que Hazard tiene que ponerse las pilas. Bayern, Arsenal, Atlético, Tottenham, Fenerbahçe... los cinco lograron sortear el fútbol de Hazard, que algo tiene que cambiar para mostrarse como ese futbolista que, por derecho propio, está entre los diez candidatos al 'The Best'.
La cara de Hazard al regresar a Madrid, después de la gira por tierras americanas, lo decía todo. Era el rostro de un jugador al que no le están saliendo las cosas tal y como se esperaba, aunque la afición se agarra a que todo se deba meramente a un aspecto físico. Le cuesta arrancar, le cuesta desbordar con soltura. Además, de cara a puerta, no está nada fino.
Ante el Fenerbahçe solo jugó la primera parte, y en ese tiempo hizo varias cosas muy bien y otras muy mal. Echó a perder ocasiones que él mismo gestó. A veces, por falta de velocidad o de picardía. En otras, por buscar un último recorte cuando tenía mejores opciones. Conectó bien con Benzema, se entienden de maravilla los dos. También con Vinicius, aunque aún no ha encontrado su posición ideal.
Casi siempre parte desde la izquierda, su zona favorita, pero en varios partidos Zidane ya le ha colocado en punta de lanza, una posición que no le es extraña, pero a la que no se acostumbró cuando vestía el azul del Chelsea. Queda mucho, esto es solo la pretemporada, pero el madridismo espera mucho más de su nueva estrella. Al menos, que llegue a tono al estreno liguero.