Comenzó el duelo con los clásicos minutos de tanteo en los que ninguno de los dos bandos es capaz de llegar con demasiado peligro. Acaparó el protagonismo Molinero con una mala noticia: sufrió una brusca caída en una disputa aérea y tuvo que marcharse en camilla.
Poco después, Higinio tiró de pillería para aprovechar un centro de Curro corto al primer palo. Puso el pie y, de primeras, mandó el esférico al fondo de las mallas. Djuka protestó con una velocidad tremenda: en dos minutos, firmó el empate, pero el colegiado lo anuló por mano previa consulta al VAR.
Hasta que llegar el descanso, fueron los asturianos los que más proponían sobre el terreno de juego. Tuvieron cuatro ocasiones de gran calidad para haber puesto el 1-1: dos tiros de Aitor García que se fueron fuera, otro que desvió Dani Barrio y un desafío fácil para el meta por mediación de un testarazo manso de Babin.
No cambió la tónica en la segunda mitad, pero sí que hubo una bajada en el ritmo del enfrentamiento. Fueron avanzando poco a poco los sportinguistas y la historia se repitió: lograron la igualada, pero, por una mano de Álex Sola, la diana de Castellano no valió.
Avanzaba el tiempo y el contexto era de un cuadro de casa que pretendría dejar que el cronómetro corriera, buscando el segundo, mientras que sus rivales querían subir las pulsaciones. La batalla en estos términos fue más bien táctica y relacionada con la posesión de la bola.
Por si cabía alguna duda y para demostrar que quien golpea primero golpea dos veces, Curro firmó la sentencia en el 82'. Controló la bola en la frontal del área, dejó que botara en el césped y le coló a Mariño un golazo bien colocado. Hicieron méritos los de Gijón, pero acabaron cayendo por 2-0.