Los grandes equipos son aquellos que son capaces de ganar incluso en sus momentos más grises. Bien lo sabe el Sevilla, que en un partido sufrido fue capaz de llevarse los tres puntos ante el Getafe.
El cuadro azulón volvió a mostrar una imagen sólida, la que lleva desde la llegada de Quique Sánchez-Flores. Pero el guión azulón esta vez no salió y se vio superado en el marcador desde el inicio.
Las dudas de Koundé en defensa dieron alas al Getafe, pero fue Ocampos el que volvió loca a la zaga rival. El argentino se marchó de Damián Suárez, de Cuenca, de Silva, forzó amarillas a la zaga y tuvo mucho peligro en sus botas.
El gol llegó por su banda, y con su colaboración. Llegó el argentino hasta línea de fondo y puso un centro que remató con la espuela Rafa Mir, para sorpresa de un David Soria que se la comió por su palo.
Todo ello después de que el Getafe perdonase por la lentitud de Jaime Mata. Estuvo errático el delantero al dejársela a Maksimovic, previo error de Koundé, lo que permitió llegar a Fernando.
Marcó y guardó la manta un Sevilla que mostró una versión gris en ataque, pero suficiente para llevarse los tres puntos. Y es que hay días en los que se prefieren más los tres puntos que el 'jogo bonito'.
Aleñá avisó a Dmitrovic en la segunda mitad. 30 segundos para decirle al Sevilla que, hasta el último segundo, no se iba a rendir el club azulón.
Pero sin Sandro, y pese al trabajo de Enes Ünal, el Getafe no fue capaz de perforar la portería de un Dmitrovic que, pese al 1-0, apenas tuvo trabajo en el Sánchez-Pizjuán.