No hay que hacer saltar las alarmas, es habitual en los primeros días de trabajo que alguna molestia frene a un futbolista. Pero si se produce en un hueso que te has roto y te ha tenido casi toda la temporada sin jugar, cualquier precaución es poca.
Por eso, Rafinha se quedó en el gimnasio. La vuelta a los entrenamientos le ha jugado una mala pasada en esta primera semana. Pese a que ha estado machacándose en solitario para llegar de una pieza a esta fase de trabajo, la diferencia de la carga se nota.
Así que lo lógico sería que en breve se reintegrara al trabajo, pero lo hará cuando se encuentre totalmente al 100%.
No solo por evitar cualquier riesgo, sino porque el centrocampista hispanobrasileño está en el mercado y resulta prioritario encontrarle una salida.