Se vislumbraba desde Vallecas y finalmente llegó este domingo. La derrota ante el Levante, combinada con la victoria de los pucelanos, fue decisiva para acabar con las opciones de permanencia de un equipo que empezó con problemas desde el principio.
Y es que el Rayo Vallecano no pudo estar bajo el apoyo de su afición en las primeras jornadas. Vallecas tuvo que cerrar para realizar obras, aplazando partidos y teniendo que jugar fuera.
Empezó con el pie izquierdo el Rayo y lo termina de igual manera. Con tres finales consecutivos por jugar, falló en el primero, despidiéndose de toda opción de poder alcanzar una permanencia deseada.
Suele pasar que cuando peor va el equipo es cuando se cambia el entrenador. Y el Rayo Vallecano aguantó a su alma, a su entrenador, a Míchel, hasta que la situación fue insostenible.
Los goles de Raúl de Tomás dieron una vida extra al Rayo Vallecano, pero los 14 tantos hasta el momento no han sido suficientes para mantener al Rayo Vallecano en Primera División.
Tuvo el Rayo Vallecano problemas en defensa. No en vano es el equipo más goleado de toda la Primera División. La manta no tapó tanto el ataque como la defensa, por donde hizo aguas el cuadro madrileño.
Vuelve, de esta forma, el conjunto del barrio de Madrid a la división de plata del fútbol español. Lo hace con Jémez en el banquillo y dispuesto a volver a la élite solo un año después.