El modesto Clitheroe juega en la Non League Division 1, el octavo nivel del fútbol inglés. Allí jugaba nuestro involuntario protagonista, J. H., por aquello de preservar un poco su destrozada intimidad.
Al parecer, la fiesta se le fue de las manos un domingo y terminó manteniendo relaciones sexuales con una aficionada del club. Lo que pudo haber quedado en una aventura o a lo sumo una anécdota que contar a los amigotes en el 'pub' bien surtido de cervezas ha terminado por trastocar su vida.
Y es que alguien grabó la escena, y pronto el vídeo corrió como la pólvora. El futbolista fue identificado y expulsado de su equipo, pero ese fue el menor de sus males.
Porque el vídeo llegó a manos de su esposa, que no era la muchacha con la que se le veía retozar. Su desliz le ha convertido en el hazmerreir del pueblo, y llegó a asegurar que no se enteró de que estaban siendo grabados porque estaba un poco bebido.
Quizá si no hubiera elegido precisamente la silla del entrenador en el banquillo local hubiera podido conservar su ficha en la plantilla. Quién sabe...