Luis Rioja y su gol de penalti parecían suficientes para celebrar el triunfo del Alavés en Anoeta ante la Real Sociedad. El gol y, claro, la expulsión de Álex Remiro antes del descanso que mermó al cuadro local en cantidad de hombres en la moral de los mismos. Sin embargo, la superioridad esperada de los de Imanol se terminó viendo igualmente en la recta final, cuando, con más corazón que cabeza, los donostiarras rascaron un punto gracias a la revolución de Umar Sadiq.
No salió mal plantado el cuadro visitante pese a su peor situación clasificatoria y sus 3 derrotas seguidas con las que llegaba al choque. Eso no quita que, con el paso de los minutos, los locales, que habían cosechado 3 empates a 0 consecutivos, fueron creciendo y acercándose a ese dominador que todos esperaban.
Antes, a los 14 minutos, Guridi pudo marcarle a su ex equipo, pero Zubeldia estuvo excelso para desviar a córner su remate en el área. También fue de 10 la acción defensiva de Tenaglia en el otro extremo del campo. El argentino, en el 31', dejó a Oyarzabal sin volea a quemarropa cuando ya tenía el pie casi en la bola.
Sin embargo, cuando estaba cogiendo forma esa versión de la Real, que tuvo algún acercamiento peligroso más después de malas salidas de Sivera, llegó el mazazo. Un balón en largo desde la defensa iba a encontrar a Rebbach, pero Remiro advirtió la situación y salió de su área. Lo que no advirtió tan bien fue el bote tras el que el balón iba a superarle. Casi como acto reflejo, sacó la mano, frenó el esférico y aceptó la expulsión de inmediato.
Con este panorama, el guion del primer tiempo terminó de consumirse consciente de que la verdadera acción estaba por llegar. Existía la incertidumbre de, si en la segunda mitad, se impondría el Alavés y su superioridad numérica o si la cualitatitiva de la Real se sobrepondría a las circunstancias.
No salió mal el equipo de casa para estar con 10. De hecho, Rafa Marín salva el gol de Oyarzabal sobre la línea tras otro fallo de Antonio Sivera por arriba. El '10' remató como pudo en el área, pero el '16' del Alavés despejó bajo palos. Fue la ocasión más clara antes del penalti con el que se adelantaron los vitorianos.
Todo para el final
Hasta el 74', parecía que las dos superioridades comentadas anteriormente se encaminaban hacia el apretón de manos y el reparto de puntos. Los locales querían más de lo que podían. Los de fuera, parecían poder más de lo que sabían. De hecho, apenas le dieron trabajo a Unai Marrero, que poco pudo hacer en el 0-1.
Un despeje tras un buen centro de Luis Rioja le cayó en el área a Guevara, quien se iba a ir de Mikel Merino con un gran recorte de primeras, pero fue trabado por el centrocampista. El propio Rioja brindó con los desplazados al transformar el penalti con un lanzamiento ajustado que acercaba al Alavés a un triunfo vital en la lucha por la permanencia.
Sin embargo, la reacción que buscaba Imanol con los cambios se cumplió. Antes de la entrada de Umar Sadiq, Brais Méndez, con un lanzamiento desde la frontal que se fue a córner, y Oyarzabal, que no pudo rematar en un balón suelto en el área tras ese saque de esquina, avisaron a un Alavés que no había pisado ni pisó mucho más el área contraria en todo el segundo tiempo.
Con la entrada de Umar Sadiq, la Real empezó a encontrar eso que empezó a buscar con balones al área. El delantero lo bajó absolutamente todo, molestó, descompuso a la zaga rival y agitó un árbol del que acabó cayendo un punto. Pudo caer antes, pero el trallazo de Kubo en el 92' se estrelló en el larguero. Y también pudo ser en el 94', pero Sivera mandó a córner un remate a bocajarro de Zakharyan tras una asistencia de Sadiq. Y en ese saque de esquina, el propio Sadiq tuvo un cabezazo que salió demasiado centrado.
Finalmente, y tras un penalti para el cuadro 'txuri-urdin' que se anuló gracias al VAR, fue en el 97' cuando llegó el gol del empate. El balón le cayó manso a Zubimendi tras una buena dejada del ex del Almería, que se peleó con su par, le ganó el duelo y logró darle continuidad al ataque. También se la dio la fortuna, ya que el intento de despeje rechazó en Mikel Merino. Tras todo eso, Zubimendi definió a la perfección con el interior para arrojar todo un mar helado que aguó el brindis que Rioja había propuesto para este inicio de año.