Los últimos meses han sido una odisea y una fuente de conflictos para Loris Karius. Hacía tiempo que no vivía una noche tan feliz en el plano individual como la de este viernes. Ya le tocaba...
Para su suerte, le vale para quitarse el reciente mal sabor de boca de sus últimas desafortunadas acciones en el choque de Europa League contra el Sarpsborg 08.
Sus intervenciones, tanto en la primera como en la segunda mitad, resultaron providenciales para que el Besiktas, que hace poco estuvo a punto de rescindir su cesión, no se fuera de vacío en un partido clave para seguir sumando y despegándose de la zona roja.
Si algo caracterizó la noche del guardameta cedido por el Liverpool fueron los reflejos. Los que le habían fallado en ocasiones anteriores.
Un tiro rebotado en un defensa que le obligó a rectificar la parada, un obús bien despejado y, especialmente, una volea a bocajarro de Villafáñez salvada en los minutos finales jalonaron la estadística del alemán en el partido.
Se corta la sangría de actuaciones decepcionantes y repletas de fallos. Ahora, Karius espera que el choque contra el Alanyaspor suponga un punto de inflexión en su denostada carrera desde sus fallos groseros en la final de la Liga de Campeones contra el Real Madrid.